sábado, 23 de mayo de 2020

En Piloto Automático…


Por Elsie Betancourt

                La vida da tantas vueltas y con esta nueva situación que estamos viviendo,   la mayor parte del tiempo la que se pasea sin tapabocas y por todos los rincones de la casa, es Incertidumbre. ¿Serán temporales los cambios a los que nos hemos visto abocados? ¿Se cumplirá la nueva sentencia que circula “Nada volverá a ser igual”…? Mientras tanto, habrá que esperar, ya que cada día trae su afán.

                Todos hemos delineado nuevos hábitos. Los entendidos dicen que para que se cree uno nuevo, se necesitan 21 días, otros sugieren que son 66 días. Creo que estamos coronando esta fase.  Estos hábitos condicionan el actuar en el encierro. Hay quienes los manejan inteligentemente, otros no tan bien. Escribiré en positivo.

                A muchos les ha tocado bandearse entre el teletrabajo,  las labores domésticas, la atención de los más pequeños y también de los grandes, las clases virtuales, el respiro, el deseo de relajarse, etc. Esa coherencia no es fácil de lograr, porque fuimos empujados a la brava a vivir distinto. La noción de tiempo, velocidad y espacio está marcando un nuevo horizonte.

                 Hemos regresado a lo simple. Hoy nos preocupamos más por la paz mental, dormir bien, comer rico, eso sí, la conectividad sin problemas es más que una necesidad. Hemos descubierto lo chévere que es cocinar conversando de lo divino y de lo humano poniendo en práctica recetas varias ya sean locales o de otras regiones. O también, cantar contando detalles de las vivencias que tienen los actores y sus canciones. Es  muy  relajante y distrae. Esa es una cara de la moneda de la situación. Pero también está la que muestra a la gran mayoría de la población que no tiene conectividad, la que vive restringida de espacio para que todos tengan alternativas para aplicar en familia, jugar, hacer ejercicios, gozar de buenas relaciones intrafamiliares, la falta de plata para resolver las necesidades básicas. Ojalá que su película de terror acabe rápido.

                Para completar el cuento, hay tal avalancha de información sobre el virus que tiene arrinconado al planeta,  que ya se supera el límite de la aceptación de ésta. Da jartera leer tantas predicciones y remedios contra la enfermedad. Creo que uno se enferma más, oyendo sobre las posibles causas y remedios y la indeclinable lavada de manos, que siembra en todos, el miedo si no lo hacemos.  Las incongruencias como la de que no puedes salir a la calle porque te contagias, riñe con los que si salen porque van a trabajar; no puedes hacer deporte, pero si se puede sacar el perro a pasear; no puedes salir a la calle en pareja, porque te puedes contaminar, pero si puedes dormir con tu pareja en la cama cuando estás en casa. Estamos “jodidos” (perdón por el término),  porque los científicos no saben nada, pero si saben cómo te contagias. Es tal el estrés que lo que tenemos es un estado de miedo y más con la contradicción que hay entre los aliados y rivales de  esta “supuesta guerra”.

                Pienso que lo mejor es buscarle el lado amable a esta situación y mientras tanto, querer más a los que tenemos al lado. La resiliencia que tiene el ser humano, o sea la capacidad de adaptarse a nuevos contextos y desafíos, seguramente nos llevará a mejorar y a afrontar con flexibilidad las nuevas situaciones. La calidad y profundidad de nuestra relación con las personas que convivimos ojalá mejore, para que nuestros buenos y nuevos hábitos entren en piloto automático.

nerea6@yahoo.com