domingo, 25 de abril de 2021

Del Olvido...

 


Por Elsie Betancourt

                Nuestro cerebro es un órgano fascinante. Nos traiciona cuando queremos encontrar el carro en un parqueadero, o las llaves en la casa, o ese documento o CDT que no atinamos a ubicar pero que sabemos que lo tenemos guardado. Tocará invocar a San Judas, para que por su intercesión ayude a que aparezca lo perdido; en cambio, nos sorprende (el cerebro) con un viaje a cualquier época ya vivida cuando percibimos el aroma de un plato que nos hacía feliz en la infancia, o una canción que solíamos escuchar y aun recorrer un sitio que nos trae recuerdos inolvidables y que por medio de un click logramos traer al presente.

                Neurocientíficos afirman que uno de los síntomas de la depresión en las personas,  es que no pueden recordar momentos felices, por eso…mirar fotos viejas o hablar con amigos, por ejemplo, es una estrategia simple para aumentar el nivel de serotonina y espantar el sentimiento de soledad y aun de depresión, que son respuestas químicas a su ausencia. Ver y sentir lo que un día fue presente es clave... Por eso no hay que olvidar los momentos importantes de la vida.

                Todo lo que nos rodea contiene una infinidad de opciones para disparar nuestros más íntimos recuerdos. En la casa por ejemplo, las prendas u objetos que usamos, los atesoramos y muchas veces nos resistimos a salir de ellos porque entretejen las experiencias vividas y nos las recuerdan; por lo menos a mi me pasa eso con frecuencia. El minimalismo, actúa como un evaporador de recuerdos, fumiga todo lo viejo y out: el cositerío y hasta más. Las lecturas que se hacen de todas esas cosas que conservamos son enriquecedoras. Pero, hay que tener cuidado con el fenómeno de acumular exageradamente… si ya no necesitamos (los objetos) o caducó su vigencia lo más sano es salir de ellos, es lo que sugieren los especialistas.

                El hombre por naturaleza, tiende a preservar la memoria de las ciudades, personas, calles, canciones, etc… Ya sea a nivel personal o social, todo el tiempo intentamos recordar; de niños repetimos poemas y las tablas de multiplicar. Más tarde llenamos el celular con fotografías de momentos que queremos preservar y atesoramos. Programamos alarmas para no olvidar cumpleaños, citas importantes. Se erigen monumentos a grandes y queridos artistas, como Esthercita Forero, Joe Arroyo, para no olvidarlos, etc. Las neveras las llenamos con recordatorios de pagos urgentes. Hablando de preservar recuerdos, por ejemplo, tenemos las canciones que atesoran y preservan recuerdos de lugares, personas o eventos. Nos nutren y alimentan la parte emocional. Todo eso ayuda, porque el tiempo pasa y con el se desvanece la memoria.

                Pienso que éstas (las emociones),  desempeñan un papel importante en la salud mental de cada uno; dejan impresa  una huella imborrable, en lo más profundo de nuestro cerebro….o no sé si hay otro sitio en donde se depositan éstas… El tema es que escudriñar el cerebro es bien complicado… y no estamos preparados para entender las derivaciones que tiene éste cuando se afecta para bien o para mal. Olvidar las cosas que consideramos importantes y que resultan útiles para el día a día es preocupante. Si bien es cierto que a medida que envejecemos el funcionamiento del cerebro va variando y no tenemos las mismas capacidades que de jóvenes, no significa que algo vaya mal. Sino que todo va cambiando, las neuronas se van muriendo lentamente, es la ley de todo ser viviente. El remedio para contrarrestar ese desgaste y que no crezca en forma exponencial, es ejercicio + alimentación saludable + activar el cerebro constantemente, de acuerdo con estudios de neurólogos reconocidos.  Afectaciones neurológicas más serias, son difíciles de manejar y las secuelas son terribles y no es el tema del artículo.


                La relación entre memoria y olvido es muy estrecha. Si pudiéramos recordar cada minuto y cada detalle de nuestra existencia sería insoportable. Hay formas enriquecedoras de combatir el olvido y es plasmando en hechos eso que no se quiere borrar de la memoria;  haciendo un libro, un poema, una historia, un cuento, una canción, un monumento,… para que no se cumpla en nuestra vida  El Olvido que seremos…como bien lo describe Héctor Abad  en su libro, recreando la historia de su padre y las emociones que generó en él y que lo marcaron para siempre.

                Irónicamente, hay que aprender a olvidar. Ciertamente no hay manuales ni métodos para hacerlo. A veces oímos decir que el tiempo sana todas las heridas, pero nadie sabe cuánto tiempo es el necesario. Y a veces suele ser mucho, mucho tiempo. Olvidar es despertarte y encontrar que ese sueño tan sólo fue un sueño y la realidad te sigue sacando la lengua. Como dice José y José en su linda canción de La Nave del Olvido, no hay que condenar al naufragio, lo vivido.  Lo bueno de olvidar, es que sólo tienes que continuar con la vida y eventualmente lo que no requieres recordar  se desvanecerá en el tiempo…

nerea6@yahoo.com

               



 

lunes, 12 de abril de 2021

Pequeñas Victorias

 


Por Elsie Betancourt

            En unos días, por todo Estados Unidos se oirá el zumbido de millones de cigarras… después de 17 años  de estar bajo tierra, su sistema de regulación interno y el clima cálido les indicará a estos insectos que es hora de salir a la superficie… nosotros desafortunadamente no tenemos un reloj interno que nos diga cuándo y cómo salir afuera y sin riesgos, en éstos momentos. Seguimos teniendo más preguntas que respuestas; quizás el despliegue de las campañas de vacunación, las nuevas variantes del Covid, hace que nuestra brújula nos empuje a tener cautela pero también bastante impaciencia.

            Sin embargo, hay algo que todos tenemos que reconocer y son las “pequeñas victorias” que a diario tenemos y que de pronto no las reconocemos como tales. Todos estamos enfrentando cambios en las rutinas diarias y por ejemplo adaptarse al aprendizaje a distancia y al encierro en la casa, cosa difícil para los más pequeños (y para los grandes), que piensan y aprenden de manera diferente es una pequeña victoria… lograr que los niños y jóvenes mantengan la concentración por periodos mas largos es un logro que debe ser celebrado¡¡

            En mi experiencia, creo que es muy efectivo ir cumpliendo periódicamente pequeñas metas que al ser afrontadas se convierten en victorias periódicas, en lugar de ir a cumplirlas todas de manera desordenada. Se le puede quemar a uno el pan antes de entrar al horno… se que la buena planificación y la perseverancia ayudan a resolver pequeños retos personales. Tenemos que celebrar los éxitos que vayamos teniendo en el camino, no esperar hasta llegar a la gran meta para hacerlo, porque muy seguramente encontraremos altibajos en el camino que puede que nos “agüen” el propósito. Siempre empezar de menos a más. El simple hecho de estar haciendo cosas dadas las circunstancias,  ya es un tremendo logro y claramente no debemos olvidar agradecer lo que tenemos a diario: levantarnos con todos nuestros sentidos intactos, sanos, aunque puede uno tener cualquier dolor que se debe saber sobrellevar porque muchos ya estamos en la “edad del cóndor”, con dolores por todas partes. Pienso que la actitud de confianza en nosotros se disparará y la motivación será el timón que  dirigirá esa nave que es nuestra vida y que actualmente está navegando en aguas muy encrespadas…


            En particular, soy muy amiga de hacer listas diarias de pendientes que tengo. Organizando las diversas exigencias de la vida puede llevar a que se pierda de vista lo que podría ser una fuente de felicidad: los aciertos, los logros, esas cosas que están en tu lista (o ya no) y que has conseguido hacer. Por ejemplo, si ya son las 3 de la tarde y a veces uno dice,  “Uff se me fue el día y no sé cómo…” no hay que olvidar cómo se comenzó el día; quizás con ejercicios, caminando, practicando algún deporte o de pronto no. Si se ha hecho así o de cualquier otra forma, dependiendo de la persona,  esa es una victoria que hay que contar y celebrar. Todo eso tiene un saldo positivo en nuestro capital mental. Ahora con la paranoia que hay en torno al Covid, hacerse una prueba para ver si lo tenemos y cuando sale negativo, uy que felicidad ¡… he visto personas derramar lágrimas cuando logran vacunarse¡¡¡¡ esa es otra gran victoria.

            Ahora en el encierro en que estamos, hay que aprovechar los momentos con los hijos, los nietos, las mascotas. Por ejemplo, bañar a los niños, jugar con ellos en algún momento del día es un logro inmenso, algo que quizás no se hace por estar siempre atrafagados con las rutinas del  “trabajo normal”. El amor y la devoción por ellos tiene su mérito y el valor de esos momentos es incalculable.


            Al final, cuando se dedica parte de nuestro tiempo a las actividades y experiencias favoritas, significa que se vive de manera autentica y hay mas posibilidad de ser feliz.  No hay que olvidar las recompensas que debe uno darse por los logros y aciertos.  Las palmaditas en la espalda se pueden asociar con celebrar sanamente y en familia éstos (los logros).

            Ciertamente que todos estamos afectados por la pandemia, de ahí la importancia de reconocer que la vida es incierta y las amenazas más importantes actualmente, son las que no vemos. Por ello, hay que celebrar las propias victorias, porque nadie entiende realmente lo que ha costado alcanzarlas…. y al final, como diría mi mamá,  lo que nos vamos a llevar es “lo bailao y  lo gozao”.

nerea6@yahoo.com