domingo, 26 de diciembre de 2021

Celebremos...



Por Elsie Betancourt

          Hoy más que nunca, la vida en si es una fiesta que merece ser celebrada. Por más que todas los eventos que nos han enrarecido la normalidad, indiquen que no hay demasiado tiempo para dedicarnos a ello, lo cierto es que en momentos especiales y en medio de grandes desafíos, el celebrar y festejar se convierte en una herramienta súper efectiva para el auto estima, la valoración y la conjunción de todos aquellos que transitamos juntos en el mismo camino, ya sean familia, amigos, mascotas y por qué no, al que nos topamos sin querer en cualquier sitio, seres prácticamente desconocidos, los que en algún momento nos ayudan y que se constituyen en ángeles en nuestro camino.

            La palabra “celebrar” viene del latín “celebrare” que significa acción de reunirse. Hay distintos tipos de celebraciones: las que se hacen en familia, en las que algunas con muchas carencias e historias de violencia pueden encontrar muy difícil el motivo de celebración y festejo, sin embargo, dentro de esas restricciones y a su manera festejan; también están los festejos que tienen un buen soporte económico para echar la casa por la ventana... igual de lo que se trata es de sentir el gozo interno que no tiene que ser reafirmado por algo externo. No es necesario, por ejemplo, dar una gran fiesta para cumpleaños, (aunque está bien que se haga si se siente y se disfruta), sino gozar “sencillamente”, de las celebraciones cotidianas, íntimas o compartidas.

         Sólo pensar por ejemplo en las tradiciones navideñas, ilumina el rostro de la mayoría de la gente y despierta muchos sentimientos de añoranzas (por lo menos a mi me pasa), cuando pienso en los platos especiales: los perniles, las paellas, las canciones tan familiares que recogen toda la nostalgia de estas celebraciones…. los rituales, definitivamente siguen marcando algunos de los momentos más importantes de nuestras vidas, desde los hitos personales, como los cumpleaños o las bodas, hasta las celebraciones de días como en la navidad, las 12 uvas, los propósitos para el nuevo año, los regalos del niño Dios, la quema del año viejo, etc.

           La vida diaria es estresante y está llena de incertidumbres. Ha estado llena tanto de partidas finales como de primeros encuentros en todos los ámbitos. Tener una época especial del año en la que sabemos exactamente qué hacer como lo hemos hecho siempre, nos transmite una agradable sensación de control. Me pregunto por qué sólo se celebra con todo la navidad y el año nuevo? Sería muy chévere estar en la onda familiar todo el año… Me encanta oír que se celebra el día del médico, de la madre, del padre, del niño, del medio ambiente, del músico, de la enfermera, etc.…. las fiestas patronales, por ejemplo, como la de la Virgen del Carmen, en donde el regocijo por esa tradición es bien importante para muchos sectores en la costa Caribe; chévere esa preocupación por conmemorar fechas relevantes para el reconocimiento y visibilización de los grupos de interés para una comunidad.

          Yo diría que las celebraciones son regalos intangibles, pero valiosos que se recordarán toda la vida. He aquí la importancia de celebrar nuestros logros y festejar las fechas importantes y compartir nuestras alegrías. Un proverbio sueco que leí hace un tiempo me llamó la atención, decía: “Una alegría compartida es doble alegría, una pena compartida es media pena” ...Me quedo con todo lo que me genere alegría y la pueda transmitir a los demás y espantar así las moscas de los sentimientos que enrarecen el bienestar porque celebrar el día de/l/la, o simplemente vivir con gozo, siempre agregará un significado especial a todo lo que hacemos en la vida. No hay otra para hacerlo.

nerea6@yahoo.com


sábado, 4 de diciembre de 2021

La Alegría que todavía hace Falta…

 

Por Elsie Betancourt

            Poco a poco nos estamos acostumbrando nuevamente a la alegría colectiva, que tanta falta nos hace. Las investigaciones han descubierto que la gente se ríe 5 veces más cuando está con otras personas que cuando está sola. Hasta intercambiar mamaderas de gallo con cualquiera basta para desatar al menos sonrisas… eso no quiere decir que no se pueda encontrar placer al ver una serie de televisión como Yo me Llamo, por ejemplo, que puede desatar goce de esa actividad colectiva.

            Cuando nos reunimos en torno a un propósito compartido, el sentimiento de energía y armonía que se siente es grande. No más ver cuando juega la Selección Colombia el país y mas Barranquilla se pone en “modo Selección”. La efervescencia colectiva se muestra por ejemplo en todos los vendedores con la amarilla puesta; la gente bailando y coreando a los jugadores predilectos cuando saltan a la grama; últimamente no ha valido distanciamiento ni tapabocas, (cosa con la que no estoy muy de acuerdo… por si las moscas hay que cuidarse) sólo prevalece la ilusión de que la Selección pueda llegar a Qatar. “Juntos” hacemos mucha fuerza.

            Con la llegada del Covid,  los momentos de conexión colectiva se redujeron a la mínima expresión. Ahora te conectas con el gato, con el perro cuando lo sacas a pasear y con las personas con las que convives y las que están a distancia, a través de medios digitales. Antes, todo el mundo de lejos;  ahorita, no tanto y hasta demasiado “desinhibidos”.

            Las emociones son como enfermedades contagiosas: se transmiten de una persona a otra. Al comienzo de la pandemia en marzo del 2020, la primera emoción que se propagó fue el miedo. Una ola de pánico se extendió en las comunidades hasta el punto de que paquete que llegaba tenía que ser desinfectado y hasta el gel antibacterial escaseaba por ser acaparado.  Muchos perdieron sus seres queridos, otros se quedaron sin trabajo, muchos locales comerciales quedaron desocupados y la gran mayoría perdimos semejanza con la vida normal. Antes, cuando veía a las mujeres árabes con la burka siempre me preguntaba hasta cuando esa moda finalizará y veo que ha llegado al resto del planeta para quedarse. Hasta la depresión o ansiedad se disparó: mientras 1 de cada 10 personas la padecían, ahora 4 de cada 10 la sufren.

            En todo este escenario, a pesar de que el sector musical se enfrenta a daños incalculables, famosos artistas, profesionales anónimos o aficionados amenizan “la añoranza de la normalidad “con el poder del pentagrama; se oye música en calles vacías, también desde un patio, una azotea, un balcón, centros comerciales y redes sociales. Ponen la nota linda, que entra a ser fuente de optimismo, solidaridad y arte en estos tiempos tan ajetreados de pandemia en donde las variables griegas van remplazándose.  

            Todos sabemos que la música siempre ha sido parte de nuestra especie, bajo muchas formas. Ha sido hasta un tipo de lenguaje.  En un momento dado es clave para relajar y disminuir el estrés. Escuchar las canciones favoritas ayuda a no sentirnos solos, a levantarnos el ánimo, a cantar así sea en el baño, manifestando emociones de forma creativa.

            Tal como dice un artículo del Departamento de Comunicación de Naciones Unidas: “La música no cura una pandemia, pero alegra el alma”. Yo agregaría que es muy necesaria para llenar nuestros vacíos. Con la llegada de Diciembre, muy seguramente su papel será protagónico. Esta época del año es la que mas carga emocional tiene. Sentimos desde ilusión y alegría hasta tristeza y añoranza. Muchas…? (o pocas) serán las reuniones sociales y familiares que nos pueden hacer disfrutar para rencontrarnos con nuestros seres queridos y recordar a los que se han ido. Ojalá que prime en éstas la mesura y el cuidado.

            Para muchos, la alegría que hace falta, es la esperanza por emprender y lograr algún proyecto personal o profesional; la esperanza por mejorar la salud y la ilusión de sentirnos vivos y que cada día esté lleno de lo mejor para que tenga su propio sentido la vida. A pesar de lo que describen los cuentos de hadas, la felicidad no aparece por  arte de magia, ni llega porque si… hay que cultivarla. Siento que ésta puede ser una llave para tener una vida plena. Lo único que se lleva uno de esta vida es lo que vivimos, así que hay que vivir con alegría lo que uno se quiera llevar.

nerea6@yahoo.com