Por Elsie Betancourt
Hoy más que nunca, la vida en si es una
fiesta que merece ser celebrada. Por más que todas los eventos que nos han
enrarecido la normalidad, indiquen que no hay demasiado tiempo para dedicarnos
a ello, lo cierto es que en momentos especiales y en medio de grandes desafíos,
el celebrar y festejar se convierte en una herramienta súper efectiva para el
auto estima, la valoración y la conjunción de todos aquellos que transitamos
juntos en el mismo camino, ya sean familia, amigos, mascotas y por qué no, al
que nos topamos sin querer en cualquier sitio, seres prácticamente
desconocidos, los que en algún momento nos ayudan y que se constituyen en
ángeles en nuestro camino.
La palabra “celebrar” viene del latín
“celebrare” que significa acción de reunirse. Hay distintos tipos de
celebraciones: las que se hacen en familia, en las que algunas con muchas
carencias e historias de violencia pueden encontrar muy difícil el motivo de
celebración y festejo, sin embargo, dentro de esas restricciones y a su manera
festejan; también están los festejos que tienen un buen soporte económico para
echar la casa por la ventana... igual de lo que se trata es de sentir el gozo
interno que no tiene que ser reafirmado por algo externo. No es necesario, por
ejemplo, dar una gran fiesta para cumpleaños, (aunque está bien que se haga si
se siente y se disfruta), sino gozar “sencillamente”, de las celebraciones
cotidianas, íntimas o compartidas.
Sólo pensar por ejemplo en las tradiciones navideñas, ilumina el rostro de la mayoría de la gente y despierta muchos sentimientos de añoranzas (por lo menos a mi me pasa), cuando pienso en los platos especiales: los perniles, las paellas, las canciones tan familiares que recogen toda la nostalgia de estas celebraciones…. los rituales, definitivamente siguen marcando algunos de los momentos más importantes de nuestras vidas, desde los hitos personales, como los cumpleaños o las bodas, hasta las celebraciones de días como en la navidad, las 12 uvas, los propósitos para el nuevo año, los regalos del niño Dios, la quema del año viejo, etc.
La vida diaria es estresante y está llena de incertidumbres. Ha estado llena tanto de partidas finales como de primeros encuentros en todos los ámbitos. Tener una época especial del año en la que sabemos exactamente qué hacer como lo hemos hecho siempre, nos transmite una agradable sensación de control. Me pregunto por qué sólo se celebra con todo la navidad y el año nuevo? Sería muy chévere estar en la onda familiar todo el año… Me encanta oír que se celebra el día del médico, de la madre, del padre, del niño, del medio ambiente, del músico, de la enfermera, etc.…. las fiestas patronales, por ejemplo, como la de la Virgen del Carmen, en donde el regocijo por esa tradición es bien importante para muchos sectores en la costa Caribe; chévere esa preocupación por conmemorar fechas relevantes para el reconocimiento y visibilización de los grupos de interés para una comunidad.
Yo diría que las celebraciones son regalos
intangibles, pero valiosos que se recordarán toda la vida. He aquí la
importancia de celebrar nuestros logros y festejar las fechas importantes y
compartir nuestras alegrías. Un proverbio sueco que leí hace un tiempo me llamó
la atención, decía: “Una alegría compartida es doble alegría, una pena
compartida es media pena” ...Me quedo con todo lo que me genere alegría y la
pueda transmitir a los demás y espantar así las moscas de los sentimientos que
enrarecen el bienestar porque celebrar el día de/l/la, o simplemente vivir con
gozo, siempre agregará un significado especial a todo lo que hacemos en la
vida. No
hay otra para hacerlo.
nerea6@yahoo.com