Por Elsie Betancourt
Hoy
por hoy, ser mujer es bastante difícil….por el hecho de serlo me tiene que
encantar por ejemplo ir de compras para distraerme, sacarme el stress que pueda
tener por problemas asociados a la familia o al entorno en que me muevo… a mí
en particular me parecen jartas las aglomeraciones, las compras superfluas
o estar revolviendo ropa sin ton ni
son, para ver que aparece para comprar. Encasillamientos que son difíciles de derribar
pero no imposible, por esa lucha que hay por “parecer y no ser” y estar in, con
lo que dictan las revistas que uno encuentra en la peluquería, en redes
sociales o por la imagen “light” que nos han endilgado desde siempre.
Desde bastante tiempo atrás, a la mujer se la educaba para estar en casa, formar un hogar, ser una buena ama de casa y esposa ejemplar. Su aprendizaje era sólo en materia de labores domésticas, atención y cuidados para el esposo y los hijos. Ese era el papel más importante para desempeñarse socialmente. La educación que recibía era la que se reducía a la educación formal. Menos mal que todo ha cambiado.
Para
muchos y muchas, aún hoy, hay que lucir
perfectas y cada cierto tiempo lucir veinte años menos, porque si no, te tildan de “vieja y llevada”. Tu
cabello tiene que lucir perfecto, abundante, hidratado, tonificado y sin canas, jeje porque
si no te sueltan el “oye como se ve de
envejecida “a tus espaldas. Ya el corte de pelo se debe llevar de acuerdo
a la edad que se muestra y qué decir de la ropa… porque si no, se corre el
riesgo de que te bauticen como “cuchibarbie”.
Hay que disimular las ojeras, las patas de gallo, disimular los signos de
envejecimiento, las marcas de expresión. La nariz tiene que estar perfecta,
nada de la achatada que con los años se pone. Mejor
dicho, que camello¡¡¡ para estar al día con los cánones que impone “la moda”
actual. Que cada quien se preocupe de sus rollos, que con esos tenemos para
estar pendientes de nimiedades y si envejecemos, pues todos vamos para allá,
hay que hacerlo con dignidad.
Simone de Beauvoir una feminista muy reconocida
mundialmente, decía que “ser mujer”
significa todo un programa de vida, ya que “no se nace mujer, se llega a
serlo”… ella dice que nacemos “hembra humana”, pero ser mujer significa superar
lo biológico sin anularlo.
Desde la época de la colonización de América por los conquistadores españoles, hace ya más de 500 años, Hernán Cortés llegó al territorio que se convertiría en la Nueva España (ahora llámese (Méjico). Hombres y mujeres participaron en el proceso de desarraigo de la cultura de los indígenas que fueron colonizados por los españoles.. Mucho se habla de la labor de los hombres pero muy poco de la gesta de las mujeres. Estas fueron consideradas como concubinas o esclavas sexuales; otras fueron raptadas por los españoles; muchas veces fueron dadas como regalos o medios para adquirir territorios o ser intérpretes de las lenguas de los indios, tras mal aprender el español de los intrusos… que tristeza… esa inferioridad nos ha arropado hasta el actual siglo, en donde a pesar de que hay mujeres muy valiosas, en todos los ámbitos, en donde se han revaluado muchos paradigmas y brillan por sus capacidades y por el protagonismo que tienen, todavía se vulneran sus derechos, cuando por ejemplo se les niega o dificulta el acceso a determinados sectores políticos, laborales, deportivos, en donde toca cobrar menos, por hacer lo mismo que hace un hombre.
Es muy fregado comprobar que todavía hay maltrato, cuestionamiento
que hay que callar porque es malo
sufrirlo, padecerlo, aguantarlo y
denunciarlo es peor, porque se va
la vida por no hacerlo…en fin. El panorama de lo que la mujer tiene a su
alrededor se ilumina cuando vemos que muchas han tenido valiosos logros gracias
a los movimientos feministas y a los cambios de nuestra cultura social. Pero... todavía
siguen existiendo diferencias entre las mujeres de Occidente con las de otros
lugares del planeta.
Es muy cierto que hay formas de ser mujer y de ser hombre. La mujer puede ser soltera, casada, con hijos, embarazada, separada, con trabajo o desempleada; puede ser policía, astronauta (que siempre resulta un poco más difícil aspirar a serlo), presidente, tener estudios sólo de primaria o enseñar en la universidad o ninguno, etc. en cada situación la dignidad de ser mujer debe ser la misma. Lástima que queramos hacerlo todo al mismo tiempo y bien hecho (por ejemplo: atender a los hijos y realizarse en lo que se anhela). Mientras eso ocurre, no disfrutamos del proceso y nos auto-exigimos de tal manera que nos llegamos a olvidar de nosotras mismas. El éxito está sobrevalorado y nos angustia no alcanzarlo.
Ser mujer desde la óptica que se le mire es sinónimo de
resiliencia, fortaleza y confianza en nuestras propias destrezas y capacidades.
Nos toca trabajar más para alcanzar las mismas metas que los hombres y eso sólo
prueba el gran potencial que manejamos. Es tan importante que nosotras, (sin
pecar de feministas), redescubramos y apreciemos la dignidad de ser mujeres,
así como la vocación y genio que nos caracteriza. El respeto hacia unos y otros
no importa si se es hombre o mujer, tiene que estar presente en todos los
actos, acciones y gestiones, porque el
respeto al fin y al cabo no tiene género. ¿Cual
debe ser el papel de la mujer?: !!el que ella escoja¡¡
nerea6@yahoo.com