jueves, 7 de julio de 2022

¿Eternos? … Juventud Divino Tesoro

 

Por Elsie Betancourt

            Hoy más que nunca, la juventud es un don apetecido y apreciado por muchos para  mantenerse “jóvenes” en el tiempo… el que inexorablemente pasa. Tengo muchos amigos que suelen  pronunciar la frase de Juventud Divino Tesoro, con la intención de rememorar los años de juventud, teniendo ésta un cierto componente de melancolía y añoranzas.

            En el libro de poemas del poeta nicaragüense Rubén Darío (1905),  Cantos de vida y esperanza  se lee uno que dice: “Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver, Cuando quiero llorar, no lloro y a veces lloro sin querer… etc.…”

                                             Poema de Ruben Dario: Juventud Divino Tesoro

            Vivir más y mejor para alejarse de la muerte es una lucha constante que se da para preservar la juventud  y el bienestar. Todos sabemos que la esperanza de vida es finita y algunos quieren encontrar la fuente de la eterna juventud lo que puede sonar a “sueño o ciencia ficción”. Siempre me pregunto ¿cuándo será que los científicos puedan obtener la duración óptima de la salud humana, esa que nos permita envejecer sin tantos achaques?

            En la antigüedad,  especialmente para los egipcios, la conservación del cuerpo material era una premisa que tenían para unirse con el “alma” en el  “más allá” y proseguir allí con su vida eternamente. En contraste, hoy  en pleno siglo XXI vemos que no es después sino durante la vida, que prevalece el deseo de mantenerse en la memoria histórica “jóvenes” como si el tiempo no pasara y como si fuera tan fácil detenerlo….

            Si nos remitimos a la historia patria,  corría el año 1543, cuando Colon acompañado de otras personas estaban dispuestos a conocer y conquistar las tierras recién descubiertas;  entre esas personas estaba Juan Ponce de León que quería encontrar la fuente de la eterna juventud de la que hablaban los indígenas, la cual sanaba a los enfermos y devolvía el vigor a los ancianos. Murió en su intento y nunca la encontró. Ya desde entonces estaba presente el deseo de buscar el remedio infalible para estar siempre jóvenes.

            Es ingenuo pensar que todos los años que vivamos de propina los disfrutaremos con salud. Un estudio de un Centro Geriátrico en California, concluye que la vida saludable de la población se ha reducido notablemente en la última década. Se vive más, pero con mas achaques.  Pero al rescate de todas las preocupaciones de entrar en años,  está la nueva industria del bienestar, la que analiza cómo usamos nuestro cuerpo, cómo ejercitamos la mente, en qué ambiente vivimos y cómo nos nutrimos. Creo que está sirviendo, claro que pueden quedar desmarcados los que no desean cambiar el chip y embarcarse en la onda de optimizar el bienestar. Pienso que la línea entre una actitud sana y un comportamiento obsesivo es muy fina y puede caer uno en cualquier extremo. En una civilización como la nuestra, que premia la juventud y penaliza a la vejez, es un nicho apetecible para abrir un negocio.

            El envejecimiento empieza en el momento en que se nace. Un niño crece y se vuelve adulto, continua evolucionando y cambiando física y mentalmente.  La consecuencia de cumplir años lleva a la senectud, que finalmente conduce a la muerte. En alguna parte leí: “que hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa”… No creo que hay que asumir que la única manera de divertirse y pasarla chévere es haciendo las mismas cosas que se hacían cuando jóvenes; la realidad que debemos aceptar como suelen decir es no añadir nuevos años a la vida, sino nueva vida a esos años.

nerea6@yahoo.com