miércoles, 9 de noviembre de 2022

Juegos en el Tiempo

 

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Por Elsie Betancourt

           A diario vemos que los niños de ahora, sólo están enchufados al celular, al IPad, computador, etc. y hasta los juegos en línea con amigos aquí y en cualquier otra parte,  es una costumbre. Es contrastante la evocación de la niñez (por lo menos para los de mi generación), llena de juegos tradicionales que heredábamos de nuestros mayores, en donde el empleo del propio cuerpo o de los recursos de la Naturaleza era la costumbre; el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y no nos aburríamos y éramos libres como el viento. Ahora, las condiciones son diferentes y la seguridad de niños y adultos es un tema que hay que considerar.

             Los juegos nos han entretenido por décadas y si bien es cierto que han perdido terreno, sus valores siguen intactos. Desde un enfoque cognitivo, Piaget afirma que el juego es  la actividad más agradable que todo ser humano experimenta desde la etapa inicial, creando un cúmulo de experiencias para formar aprendizajes significativos, adquirir conocimientos, habilidades, destrezas, hábitos y normas con la finalidad de ayudar a las niñas y los niños a alcanzar metas propias de la edad en la que se encuentran.  Intentaré desempolvar el recuerdo de lo que nos deleitaba cuando éramos niños. Curiosamente no había diferencia de actores cuando jugábamos, jugaban niños y niñas, todo tipo de juego. Jugábamos cuando salíamos del colegio, sábados y domingos. Era una patota grande la que se reunía. Entre los juegos que más jugábamos estaban:

 

           La Peregrina, que se jugaba cogiendo una piedra lisa y grande y con puntería irla circulando en cada cuadro; había que saltar cada cuadro excepto el que tenía la piedra y de regreso inclinarse a cogerla con 1 pie apoyado en el cuadro anterior. Cabe anotar que el reto era tener la visión y la precisión para lanzar y tener el equilibrio con la pierna que brincaba cada cuadro … así desarrollábamos la motricidad gruesa y fina mientras nos divertíamos. En el juego de La Semana, jugábamos a mover con el pie una piedra lisa y grande por todos los cuadros de los días de la semana, sin que se saliera del mismo; mucho equilibrio se necesitaba.

            De los juegos que más jugábamos estaban La Lleva, El Escondío, La bolita de uñita, El trompo, La Estatua, Saltar la cuerda, los jacks o las piedras, montar bicicleta, explorar los alrededores, hacer arroces, (que la mayoría de las veces salían ahumados y duros) prendiendo con pedazos de madera el fogoncito improvisado… y nos sentíamos seguros y felices.

            Cuando se jugaba a las piedras o a los jacks, la conexión ojo mano era fundamental. También recuerdo jugar a la OA una bola que tirábamos a la pared y en la que se hacían unas afirmaciones: OA, sin moverme, sin reírme, a la mano, al pie, remolino, torbellino, media vuelta, vuelta entera…. desarrollábamos así la coordinación, siempre agarrando la bola y ejecutando la acción que nombrábamos. Jugar al trompo era un deleite, para hacerlo bailar en la mano...

            No quiero cansarlos con tantas evocaciones, pero para mí fueron herramientas poderosas de formación y de diversión. No obstante, creo que muchos padres hoy aprovechan al máximo las opciones de aprendizaje que la tecnología ofrece y en paralelo dedican especial atención a los juegos de siempre porque indiscutiblemente son una gran herramienta educativa.

                Lo que pone en serio peligro los juegos tradicionales, es la falta de tiempo libre de los niños, porque éstos suelen tener muchas actividades y en la mayoría de los casos ambos padres trabajan. Estos son nuevos tiempos, ni mejores ni peores que los de hace décadas, son distintos. En general los juegos mencionados,  se desarrollaban en espacios abiertos y preferiblemente en grupo.

              ¡Proponer y enseñar a los hijos los juegos tradicionales será siempre un acierto! Con el juego se descarga energía física, se aumenta la flexibilidad y agilidad, se desarrollan y fortalecen músculos y extremidades. El juego no tiene metas, es espontaneo y voluntario, por eso creo que hay que defender el que no se extingan éstos y muchos otros que son nuevos y  que alegran la infancia y  nos hacen crecer como adultos sanos!

 nerea@yahoo.com