viernes, 27 de junio de 2025

Incomodidad Voluntaria…


Por Elsie Betancourt

            La incomodidad es un término que se refiere a la sensación de malestar o falta de comodidad física o emocional que puede resultar de situaciones y experiencias. Quizás puede ser una señal de que algo necesita cambiar o de que estamos saliendo de nuestra zona de confort.

            Cuando decimos “no” a lo que se desea, no por represión, ni por castigo, sino como un acto de elección consciente, estamos fortaleciendo nuestro “carácter”. Recientemente ofrecí un almuerzo a mi hijo y a su familia …. Me llamó la atención cuando llegamos al momento del postre …. Él, fue el único que no lo probó … me dijo: “no estoy comiendo dulce” …. Wao … pensé, a veces 1 cucharada de azúcar, puede costar mas que 1000 palabras.

            Muchos son los ejemplos que a diario encontramos, que como una gótica en una piedra, nos van formando el carácter: Levantarse temprano cuando el cuerpo pide 5 minutos más; ir al gimnasio a pesar de que en la mente surge la idea de “voy mañana, o más tarde”; dejar el celular a un lado, aunque la notificación suene; decidir quedarse en silencio en medio de una discusión…. Todas esas acciones tienen algo en común: incomodan.

            Muchos son los desafíos que a diario tenemos que enfrentar. Recordemos que, en los deseos de fin de año, muchos son los propósitos que escribimos para el nuevo año … si hacemos el balance nos damos cuenta que a veces, éstos se van desdibujando ya sea por falta de determinación, flojera, resistencia a la incomodidad, etc.

            Estamos viviendo en una cultura que idolatra el confort. Almohadas ergonómicas, Apps que nos llevan la comida a la puerta, entretenimiento instantáneo, (prohibido el aburrimiento). Casi todo, está diseñado para que no sintamos el más mínimo roce. No se trata de volverse mártir ni vivir a dieta emocional. Se trata de cultivar el músculo de la Voluntad. No ser esclavo del deseo ni la inercia. Hay que ser libre de actuar así cueste; libre de resistir, aunque seamos tentados; libre de esperar, aunque moleste. Puede sonar a una libertad rara, pero en mi experiencia, muy satisfactoria.

            Estaba haciendo el ejercicio de pequeños actos de incomodidad voluntaria que fortalecen el alma:

  •  A nadie le gusta bañarse con agua fría, siempre está el calentador para salir a defendernos del frio… pero, exponerse de vez en cuando al agua fría, puede fortalecer la mente y el cuerpo
  • La desconexión digital nos puede aumentar la concentración y la creatividad; ni que decir el efecto que puede tener en nuestros niños: más juegos, más destreza motora gruesa, más aire libre…
  •  La actividad física, (cada quien, de acuerdo a sus condiciones), nos ayuda a ejercitar el cuerpo, mejorando la tolerancia al esfuerzo y la gestión del estrés

·                    Desafiar la mente con nuevas habilidades, puede aumentar la resiliencia y la capacidad de adaptación. Por ejemplo, aprender a tocar la guitarra y si ya la sabes, actualizar esa habilidad…. Aprender un idioma, montar bicicleta, etc.… Nos puede sacar del aburrimiento.Se trata de encontrar la propia forma de incomodidad voluntaria que nos desafíe y nos haga crecer sin poner en riesgo la salud o nuestro bienestar. ¿Qué opinas querido lector? ¿Cuáles estrategias tienes para fortalecer la valentía incómoda?

              La incomodidad voluntaria nos recuerda que somos mas que impulsos. Que también somos decisión y que elegir lo difícil, a veces, es el mayor acto de amor propio.

nerea6@yahoo.com

     

 

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