miércoles, 26 de febrero de 2020

Su Majestad La Música¡



Por Elsie Betancourt

            La Psicología del Arte, es una nueva rama de la Psicología que intenta explicar porqué todo lo relacionado con la estética, nos genera placer y felicidad, especialmente la Música.  Llegar a ser músico implica, así no lo crean muchos,  mucha dedicación, estudio y práctica. El abanico de modalidades en la música es amplísimo. Desde la música de conservatorio que requiere estudiar a fondo la gramática musical, la historia de la música, el solfeo, piano, piano funcional, guitarra, armonía, composición y otras asignaturas importantes en la formación “académica”, pasando por  la música “empírica” que es la que muestran todos los que sienten desde su entorno, la sublimación de sus experiencias cotidianas y quieren expresarlas con lo que tienen a la mano, llámense instrumentos de su tradición cultural y/o los que vienen de otras latitudes como por ejemplo el acordeón. Y las anteriores sólo son ejemplos, hay muchas más posibilidades.


            En pueblos primitivos o sociedades complejas, la danza y la música han sido siempre facilitadoras de las relaciones grupales que nos hacen ver lo positivo de las interrelaciones con otras personas. Enfocándome más en la fiesta que estamos viviendo: El Carnaval de Barranquilla, diría que es un evento “apoteósico” no sólo para la cultura Caribe, sino para todo el país porque ahí se hermanan propios y extraños, no hay diferencias culturales y lo que la engalana entre otras cosas, es la música, (particularmente en desfiles), de los famosos y chéveres grupos de millo y músicos en otros formatos.


            ¿Nos habremos detenido a pensar cómo sería el Carnaval de Barranquilla sin la alegría que inspiran los instrumentos típicos de la Costa como flautas de millo, gaitas, tamboras, llamadores, alegres, guaches y maracas? El retumbar de éstos emociona y marca el sello mágico que tienen la cumbia, el mapalé, el chandé, etc. esa sonoridad que tienen no se iguala fácilmente y pareciera que llevaran en su interior el espíritu del Dios Momo patrono de las festividades callejeras.


            He leído que a principios del siglo XX, en los clubes sociales de la ciudad se enseñoreaban las mazurkas, polkas, valses y bambucos. Paralelamente la música popular colombiana se escuchaba en el Salón Burrero de la Calle de las Vacas, abriéndole paso en esos sitios a un simpático zoológico musical perteneciente al Caribe colombiano y así fueron ganando renombre joyas musicales como La Vaca Vieja, El hombre Caimán, El Gallo Tuerto, El Sapo, etc. desplazando a esas también joyas musicales de corte internacional que reinaban en los clubes.


            Ahora el cuento es distinto, porque en ocasiones  la chatarra sonora creada por la industria del entretenimiento, se ha colado en todos los espacios sonoros posibles ya sea radio, televisión, spotify, youtube, etc. Éstos en la actualidad usando modernísimos sistemas de producción, en fríos estudios de grabación que tienen todos los juguetes, despojados de la espontaneidad y alegría natural del Caribe nos venden la música del siglo XXI.


            Siempre se dice que nuestro mayor patrimonio cultural está en la gran diversidad musical del Caribe.  Indiscutiblemente el símbolo sonoro de Colombia es la cumbia. Llama la atención que su difusión sea bastante limitada así como otros géneros populares y aires folclóricos. Éstos debieran ser más escuchados en la programación de las emisoras radiales que olímpicamente ignoran la música popular tradicional.


         Ese tambor que se repite en cientos de toques y ritmos es un instrumento que nos une. El Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad que ostenta el Carnaval de Barranquilla nos muestra que existe una música, patrimonio de nuestra fiesta, una sonoridad que representa la raíz y esencia de la misma.


            La música ha desempeñado un papel fundamental en la historia desde que el hombre la descubrió. Se utiliza para tantas cosas que es casi imposible pensar en todas ellas; sin embargo recordemos que la hay para celebraciones, ceremonias religiosas, ritos y danzas para pedir lluvia o buenas cosechas; como método para relajarse, como forma de diversión a través del baile o escuchándola en un auditorio; como ayuda para enamorar a alguien, para tocar con amigos y así hasta el infinito… es un arte con el que nos encontramos a diario, desde que nos despertamos hasta que nos acostamos, sin ella, el mundo sería muy diferente, no me lo imagino.


            Su majestad la Música, nos hace disfrutar por la misma razón que nos gusta comer, saltar o correr. Se nos mete debajo de la piel, creando sentimientos intensos y recuerdos bellos. Entre más la apreciemos, mejor podremos expresarnos y mayor será nuestro entendimiento sobre lo que significa ser humanos. No hay nada más básico que ella y al mismo tiempo más complejo y hermoso.



nerea6@yahoo.com




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