viernes, 22 de enero de 2021

¿EN- REDADOS?...


Por: Elsie Betancourt

            Hoy por hoy, los medios de comunicación promueven el consumir noticias rápidas, que se ven con la vista y el oído y que no necesitan mucha reflexión o análisis. Con el reciente bloqueo de las redes sociales de Trump, se han suscitado muchas reflexiones sobre el poder que éstas tienen para bien o para mal.

            Si bien es cierto, vivimos en el tiempo de la información, en la era de la comunicación y la tecnología, en la era del Internet y más… estas herramientas aparte de sumergirnos en el “maravilloso” mundo de lo virtual,  (bastante inexplorado para los que no nacimos con el chip de lo digital), francamente nos están alejando de la verdadera comunicación, aquella que se hace frente a frente, voz a voz razonando con argumentos, ante posturas, ideas, situaciones, etc.

            La idea que se tiene de muchos de los actuales medios digitales, es la de que recopilan la información de sus usuarios y luego la usan para mandarles publicidad y en otros casos determinar la conducta, de los individuos suscritos. Recuerdo que no hace mucho tiempo, el tener o no tener una página web era requisito para estar presentes en cualquier ámbito de la sociedad. Cuando dirigí, hace unos años una Fundación para promover el tenis en niños y jóvenes de estratos económicos poco holgados, recuerdo que para mí fue necesaria la creación de la pagina web de la fundación para así poder dar a conocer los objetivos de ésta, en forma fácil y ganar adeptos para la causa… en su momento fue muy importante y cubrió su objetivo.

            No obstante, creo que el uso de los medios puede ser dual. En cierta forma, las redes virtuales construyen y destruyen. Informan de situaciones injustas, develan actuaciones desajustadas, promueven el fanatismo, el odio, son canales para libre expresión con o sin fanatismos. Los expertos en redes, coinciden en que en muchas oportunidades grupos extremistas se basan en las redes (whatsapp, twitter) para promulgar ideas que pueden atentar contra la población, grupos religiosos, entre otros, por lo que se abre el interrogante sobre si se deben censurar éstas. Si no, recordemos las faenas de Mr.Trump con sus incitaciones… ni que decir cuando se pontifica políticamente bien o mal de este mundo y del que está más allá de la estratosfera. Por medio de ellas (las redes sociales), nos podemos volver más ciudadanos del mundo, al conocer gente de otras partes, pero al mismo tiempo nos alejan más de nuestra propia familia, de nuestro entorno, de la realidad que vivimos muchos… también podemos conocer historias de vida, documentales, informativos locales, he ahí… alguno de sus aspectos positivos.

            Creo que malo es no estar en el medio, pero el estar por estar, tampoco lleva a “ningún Pereira”… cada red social tiene su público… antes creo que hay que saber qué es lo que queremos pescar en ellas, de lo contrario lo más normal es que terminemos “enredados”.


        No estoy en contra de lo que ofrece la virtualidad, sé que es una herramienta muy importante y útil,  sobre todo en esta época; lo que pasa es que cuando se vuelve el objetivo de la vida, la razón de ser, hay que prender las alarmas. Que tal, cuando nos levantamos,  lo primero que hacemos es coger el celular para ver quien escribió, cual es la última en facebook, el último video de tik tok, lo último en instagram, la última conversación en whatsapp, etc.… creo que estamos entrando a la boca de ese lobo que llaman “redes sociales”, sin reparo alguno y la más mínima resistencia. Habrá que pellizcarse en el uso de las mismas, para que aplique: “ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre “…

nerea6@yahoo.com




miércoles, 6 de enero de 2021

Neuronas Inteligentes...

 

Por Elsie Betancourt

            En nuestro cerebro existen alrededor de 80 millones de células llamadas neuronas, que son las encargadas de participar en las funciones relacionadas con el sistema nervioso. Diariamente se pierden muchas de éstas pero también se regeneran. Constituyen el software que tenemos  para desarrollar en la vida, ya sea con actividades saludables (ejercicios, comer bien, hacer lo que a uno lo hace feliz, etc.…) y otras no tan saludables como tomar y fumar, en exceso,  darse mala vida, abusar de las drogas.

            La mayoría de nosotros, olvidamos que sobre los hombros tenemos el motor pensante al que hay que estimular para mantenerlo en forma. La rutina diaria, la flojera, el desinterés por la lectura, el pasar horas frente al televisor o en el celular o tirado en la cama, la inactividad física, el no buscar nuevas experiencias, el abuso de la comida, el aislamiento social, la ausencia de hobbies, a la larga tienden a embotar el cerebro. Siempre he escuchado que así como entrenamos el cuerpo físico con ejercicios de toda índole, la mente requiere estar fit y actualizada.

                        Todo este preámbulo me lleva a pensar en lo difícil que a veces resulta educar o educarse. Para muchos padres y para los mismos adultos cuando tratan de perseverar en lograr hacer cumplir con una tarea escolar o una que le competa en el plano personal,  puede que surjan 9 razones para desfallecer pero, siempre tendremos la 10ª: la que es empujada por  la “neurona inteligente” que nos impulsará. Por ejemplo cuando hay que levantarse temprano para hacer ejercicio, aflora el estoy cansado, ayer me acosté tarde, mañana lo hago sin falta, la semana entrante fijo comienzo… y no falta el “alter ego-neuronal” que nos empuja a levantarnos y a insistir para crear el habito y cumplir con nuestro objetivo (si es que ya no se tiene creado éste).

            Literalmente el ego es el “yo”  y el alter ego es el “otro yo”. Del primero somos conscientes y es el que dirige nuestras actuaciones.  El segundo es el que hay que tener fortalecido para que siempre esté presente en decisiones importantes. Necesitamos más de esas neuronas inteligentes que duermen en nuestro inconsciente para llenarnos de una buena onda que permita que podamos realizarnos en lo que más deseamos.

            Una idea que me parece interesante aplicar, a propósito de crear hábitos,  para chicos y grandes,  es la que leí hace poco; consiste en aplicar la regla del minuto o el método japonés Kaizen, que se traduce como sabiduría para cambiar. Sugiere que cualquiera puede dedicar 1 minuto a alguna actividad o tarea que le de pereza, para así convertirse (la tarea) en un hábito; gracias a la perseverancia, puede que resulte.

            Y hablando de hábitos, es bueno recordar que el ser humano puede sobrevivir 3 mins sin aire, 3 días sin agua, 3 semanas sin comida, 3 meses sin compañía. Lo que vivimos en estos últimos 10 meses de este año fue inesperado y todavía resulta desesperante. Esta situación inédita puede detonar la irritabilidad, los cambios de ánimo o de patrones regulares de vida. Me pregunto si debiéramos leer sobre los monjes, quienes saben mucho del exilio, ya que han sobrevivido a plagas, saqueos y confinamiento y son un excelente ejemplo de cómo perseverar en la incertidumbre; saben  vivir más allá del tiempo y también en el presente.


            En los escombros del año 2020, lo único que cambiará es un # en el calendario, que deberemos asumir (2021) con una mirada llena de esperanza. La reconstrucción que tendremos que hacer en todas las instancias de nuestro diario vivir será un reto. Esotéricamente hablando, al parecer y por más absurdo que nos haya parecido lo vivido, esos “expertos” consideran que este evento se debió a una absoluta y necesaria restructuración planetaria para mejorar las condiciones estructurales de la humanidad, que estaban muy fueras de foco. Pienso que “nadie sabe nada…”

            De todas formas, estamos hechos de un material que nos permite levantarnos. Con la ayuda del que está arriba, esperemos que en este año que arranca,  vengan lo que más extrañamos entre otras cosas: abrazos, reencuentros, buenos propósitos, ilusiones, celebraciones, sonrisas, viajes y más abrazos. Nuestra inteligencia neuronal tiene que ayudarnos a plasmar un 2021 diferente. Ojalá, porque pinta ser un año cansado e incierto, ya que no hay la menor idea de cómo será la normalidad en caso de que la vacuna tenga éxito. No sabemos cómo cambiaran nuestras vidas o si volverán a ser como antes.  Hay que confiar más en lo que uno sientemás, que en lo que uno piensa¡¡¡

nerea6@yahoo.com