Por Elsie Betancourt
En nuestro cerebro existen alrededor de 80 millones de
células llamadas neuronas, que son las encargadas de participar en las
funciones relacionadas con el sistema nervioso. Diariamente se pierden muchas
de éstas pero también se regeneran. Constituyen el software que tenemos para desarrollar en la vida, ya sea con
actividades saludables (ejercicios, comer bien, hacer lo que a uno lo hace
feliz, etc.…) y otras no tan saludables como tomar y fumar, en exceso, darse mala vida, abusar de las drogas.
La mayoría de nosotros, olvidamos que sobre los hombros
tenemos el motor pensante al que hay que estimular para mantenerlo en forma. La
rutina diaria, la flojera, el desinterés por la lectura, el pasar horas frente al
televisor o en el celular o tirado en la cama, la inactividad física, el no
buscar nuevas experiencias, el abuso de la comida, el aislamiento social, la
ausencia de hobbies, a la larga tienden a embotar el cerebro. Siempre he
escuchado que así como entrenamos el cuerpo físico con ejercicios de toda
índole, la mente requiere estar fit y
actualizada.
Todo este preámbulo me lleva a pensar en lo
difícil que a veces resulta educar o educarse. Para muchos padres y para los
mismos adultos cuando tratan de perseverar en lograr hacer cumplir con una
tarea escolar o una que le competa en el plano personal, puede que surjan 9 razones para desfallecer
pero, siempre tendremos la 10ª: la que es empujada por la “neurona inteligente” que nos impulsará.
Por ejemplo cuando hay que levantarse temprano para hacer ejercicio, aflora el
estoy cansado, ayer me acosté tarde, mañana lo hago sin falta, la semana
entrante fijo comienzo… y no falta el “alter ego-neuronal” que nos empuja a
levantarnos y a insistir para crear el habito y cumplir con nuestro objetivo
(si es que ya no se tiene creado éste).
Literalmente el ego es el “yo” y el alter ego es el “otro yo”. Del primero
somos conscientes y es el que dirige nuestras actuaciones. El segundo es el que hay que tener fortalecido
para que siempre esté presente en decisiones importantes. Necesitamos más de
esas neuronas inteligentes que duermen en nuestro inconsciente para llenarnos de
una buena onda que permita que podamos realizarnos en lo que más deseamos.
Una idea que me parece interesante aplicar, a propósito
de crear hábitos, para chicos y
grandes, es la que leí hace poco;
consiste en aplicar la regla del minuto o el método japonés Kaizen, que se
traduce como sabiduría para cambiar.
Sugiere que cualquiera puede dedicar 1 minuto a alguna actividad o tarea que le
de pereza, para así convertirse (la tarea) en un hábito; gracias a la
perseverancia, puede que resulte.
Y hablando de hábitos, es bueno recordar que el ser
humano puede sobrevivir 3 mins sin aire, 3 días sin agua, 3 semanas sin comida,
3 meses sin compañía. Lo que vivimos en estos últimos 10 meses de este año fue
inesperado y todavía resulta desesperante. Esta situación inédita puede detonar
la irritabilidad, los cambios de ánimo o de patrones regulares de vida. Me
pregunto si debiéramos leer sobre los monjes, quienes saben mucho del exilio,
ya que han sobrevivido a plagas, saqueos y confinamiento y son un excelente
ejemplo de cómo perseverar en la incertidumbre; saben vivir más allá del tiempo y también en el
presente.
En los escombros del año 2020, lo único que cambiará es
un # en el calendario, que deberemos asumir (2021) con una mirada llena de
esperanza. La reconstrucción que tendremos que hacer en todas las instancias de
nuestro diario vivir será un reto. Esotéricamente hablando, al parecer y por
más absurdo que nos haya parecido lo vivido, esos “expertos” consideran que
este evento se debió a una absoluta y necesaria restructuración planetaria para
mejorar las condiciones estructurales de la humanidad, que estaban muy fueras
de foco. Pienso que “nadie sabe nada…”
De todas formas, estamos hechos de un material que nos
permite levantarnos. Con la ayuda del que está arriba, esperemos que en este
año que arranca, vengan lo que más
extrañamos entre otras cosas: abrazos, reencuentros, buenos propósitos,
ilusiones, celebraciones, sonrisas, viajes y más abrazos. Nuestra inteligencia
neuronal tiene que ayudarnos a plasmar un 2021 diferente. Ojalá, porque pinta
ser un año cansado e incierto, ya que no hay la menor idea de cómo será la
normalidad en caso de que la vacuna tenga éxito. No sabemos cómo cambiaran
nuestras vidas o si volverán a ser como antes. Hay que
confiar más en lo que uno siente… más, que en lo que uno piensa¡¡¡
nerea6@yahoo.com
Muy bueno Elsy. Estas superando al maestro. Saludos para RoFu. Besos para ti y sigue escribiendo que lo haces muy bien.
ResponderBorrarGracias, quien eres?
ResponderBorrarEnzo Fiorillo
ResponderBorrar