jueves, 12 de agosto de 2021

Bajo la LLuvia...


Por Elsie Betancourt

           Los cambios que estamos experimentando desde Marzo 2020 han sido contundentes en todos los aspectos de nuestra vida. Ese virus del que oímos en un remota ciudad de China, Wuhan, la vimos como una epidemia ajena, que no llegaría a nuestro terruño y que no tenía nada que ver con nosotros. Pero llegó como un mazazo para cambiar todo de la noche a la mañana y también nos salpicó y afectó al planeta entero. Es preocupante sentir el impacto de la gran ola (la pandemia) que nos ha golpeado y tener a la vuelta de la esquina el “tsunami del cambio climático, el calentamiento global, la violencia de género, la corrupción, la pérdida de valores… y más desafortunadas tendencias”  entre éstas la de un futuro regreso  (septiembre o quizás Octubre) del pico de una nueva variante del Covid. Preocupa.



            Los cambios que venían producto del auge de las comunicaciones se han desarrollado aún más con el nuevo estado de cosas. Definitivamente nuestra manera de pensar, de actuar, de consumir, de viajar o de vernos a nosotros mismos ha variado. Pienso que este virus es una cura de humildad que nos ha hecho ver lo vulnerable de nuestra forma de vida.  El miedo a lo desconocido, la incertidumbre de lo que pueda pasarnos “columpiándose” en nuestra mente constantemente y hasta el temor a la muerte nos ha impuesto la obligación de parar, bajando el ritmo, olvidando los planes, trabajar en casa y entretenernos con los nuestros.




              Los cambios siguen creciendo y han venido desarrollándose aun más desde todas nuestras realidades. Por ejemplo, muchos de nosotros hemos recurrido a tener mascotas para sentirnos más acompañados durante este difícil momento en la historia del “planeta pandemia”. Como pasamos más tiempo en casa, la adopción de mascotas, en especial de perros ha aumentado en todas partes.  Yo al menos desde el año pasado me topé con un gatico en un sitio donde juego tenis; éste no me perdía pie ni pisada, hasta me seguía cuando entraba a la cancha.  Con la pérdida  de mi última mascota Nicanor, me resistía a encariñarme otra vez con otro animal y menos con un gato, porque nunca había tenido uno. Sucumbí al propósito de no tener más mascotas y adopté al gatico;  quedó corroborado lo que diría mi mamá: “la promesa de un enguayabado al día siguiente, que promete nunca más probar un trago”.

            Siguiendo con el análisis de los cambios que se están dando, (no necesariamente por el covid),  vemos que cada vez más,  la población crece a un menor ritmo. Esto según los estudiosos es debido a que las mujeres tienen menos hijos. Esas familias en las que la prole era de 7 o más niños está revaluado; hoy,  máximo las parejas tienen 3. Con todo esto, la esperanza de vida en todo el mundo ha aumentado.  Para muchos de nosotros,  la mascarilla y el gel hidro-alcohólico ya forma parte de nuestra nueva realidad. Cuando salimos y se nos olvidan los anteriores, el yo interno empieza a picar para que resuelvas. Prácticamente hemos abandonado el dinero físico y las tarjetas son más usadas; estamos comprando menos ropa – para qué estrenar si estamos en la casa? - aunque ahora ya no tanto- creo que el sentido del ahorro se ha incrementado y todos estamos pensando en qué nos deparará el futuro, cómo marchará la economía, cómo será el nuevo estado de cosas, cederá la pandemia? Increíblemente muchos de nosotros (incluidos los niños) y hasta nuestros abuelos, hemos  crecido en materia tecnológica: compras por internet, chats virtuales, teletrabajo, viajes y visitas a ciudades exóticas y a museos,  etc. Quien lo iba a creer, como reza el dicho: “a la tierra donde fueres, haced como vieres”



           Un cambio que me da risa, es que a medida que vamos avanzando en años, pasamos a perder diría yo en “cierta forma” nuestra identidad…. Yo por lo menos ahora soy la mamá de Gonzalo o la mamá de Rodrigo José o la de Pipe;  mis nueras me suelen introducir como por ejemplo “ésta es mi suegra…” y así. Para “mejorar mi ser” espero seguir fortaleciendo todo lo que hago para reafirmarme en la independencia que todos debemos cuidar,  haya o no pandemia.

               Siguiendo con los cambios, creo que ahora se leen menos libros debido a tanto Netflix, HBO, Amazon Prime,  Disney+ y otras plataformas. Con esto quiero decir que la pandemia ha perjudicado en mayor parte la educación de millones de niños en todo el mundo. Las escuelas se esfuerzan por hacer frente a los repetidos cierres y reaperturas de actividades y por transitar siempre que sea posible, por la educación en línea. Sin embargo,  el daño colateral es el deterioro emocional por la falta de contacto humano y mayormente por el poco acceso a internet que hay en las zonas rurales y en los sectores más empobrecidos pues carecen de éste servicio.  Ha habido pérdida de aprendizaje y mayores tasas de abandono escolar, aumento de la violencia contra los niños, embarazos de adolescentes.  Esta pandemia se diferencia de las demás crisis por las que ha atravesado el planeta, en que ha afectado a los niños en todos los rincones del mundo al mismo tiempo. Y eso que la nueva tendencia de las familias con más recursos, es la de alejar lo más posible de lo virtual a los niños, regresando  a una educación con mayor interacción personal y menos dependencia de lo digital que emboba y reduce de alguna manera el desarrollo de éstos.



             Todos queremos que la vacuna para el planeta, resulte efectiva y que de una erradique y cure lo que satura el medio social como una densa neblina: el Covid y sus secuelas;  el estrés, que es nuestra respuesta a cualquier tensión física o emocional y la descomposición moral que día a día cobra mayor protagonismo. Pienso que  los valores que las generaciones anteriores instituyeron, algunos no todos,   han sido remplazados por la pasividad ante el crimen y la crueldad, el aumento de la delincuencia, la pérdida de la ética en profesionales y en la desprestigiada clase dirigente y lo que es más triste, la pornografía y la sexualidad  ahora de niños, que están desbordadas por su fácil comercialización.


 

            Creo que esta tormenta pasará y el mundo seguirá evolucionando. No me gusta escribir en modo “negativo”, pero  abruma el panorama que tenemos; estaremos en los tiempos del Apocalipsis? el problema no está en enunciar lo que nos aqueja, el problema es actuar como si “ese no es mi problema”…  de las decisiones que tomemos hoy todos, se conformará nuestro mundo en los próximos años. No queda más que pensar en que puedo hacer yo para renovar y manejar el aguacero de cambios que llueven  (y eso que no estamos en Mayo, mes de las lluvias)… porque nada que escampa.

nerea6@yahoo.com

2 comentarios:

  1. Apreciada Elbe, en tan lucida reflexion fuiste escarbando con minucia el nuevo entorno domestico en el que nos ha sumido la pandemia, prendiste un microscopio certero, que desnudo desde muchas perspectivas la vidita de todos los dias, que paradojicamente, con tanta conectividad, nos hace sentir que el mundo se ha vuelto pequeño y no trasciende mas alla de unas cuantas cuadras. Si, ahora buscamos los refugios mas impensados: un gato, una pelicula y a veces un libro, e igualmente sabemos que eso nos llena parcialmente o solo un momento, pero la soledad ronda desde afuera y desde adentro, cuando la nostalgia por los otros, por aquellos que son como puntales de nuestras vidas nos muestra que la verdadera conexion se ha perdido...es el vis a vis lo que nos hace ser. Gracioso el tema de la identidad, pero creo que eso lo experimentamos siempre, mi padre hace unos años me decia: es extraño antes tu eras el hijo de Vicentico, hoy soy el papa de Jairo; era nuestra nueva identidad. Son muchos patrones los que han cambiado, hemos entrado en un vertigo acelerado en que las nuevas generaciones se adapten con prontitud, para nosotros puede ser mas dificil, pero flexibilizamos nuestro cerebro en el intento. Tus acertadas reflexionrs son muestra de ello. Un abrazo y como siempre tus escritos son un polo a tierra ante tanta dispersion.

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  2. Hola Jairo, has hecho una reflexion muy linda sobre nuestra nueva realidad domestica; de pronto mi reflexión puede ser mas de lo que todos sabemos y estamos viviendo, pero teniendo en cuenta lo que dice Khalil Gibran :* por muy larga que sea la tormenta, el sol vuelve a brillar entre las nubes* o sea que la anhelada normalidad tiene que aterrizar y tenemos que estar claros en nuestras nuevas actitudes y toma de decisiones. Grcs por tu excelente analisis, muy acusiosas tus observaciones🌹

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