domingo, 29 de mayo de 2022

Apreciacion Personal

Por Elsie Betancourt

            Las relaciones personales que a diario nos toca enfrentar se despliegan en un amplio espectro, desde nuestros seres queridos y amigos favoritos hasta con aquellos que nos “sacan la piedra”… cualquier relación tensa se complica si la energía y aguante andan de capa caída o no hemos hecho suficiente ejercicio para consumir la energía que si es negativa necesitamos botar y si es  positiva, invertirla en lo que disfrutamos hacer.

            Con frecuencia me ocurre sentir: “Que nadie me hable, que nadie me diga nada”….  descartando que no sea debido a depresión o cualquier otro problema de tipo psicológico, pienso que viene bien de vez en cuando estar con uno mismo, disfrutar de la tranquilidad y paz que se cultiva internamente. Algo que viene con la edad, es el valor que le damos a la tranquilidad. No lidiar con peleas innecesarias; no querer cambiar a nadie porque eso no es de la incumbencia ajena; no querer controlar lo que está fuera del control de las personas, es sano; siempre oigo decir que no es saludable lidiar con el proceso del otro ya que cada quien libra sus propias batallas. Debe ser cierto porque se lo oigo decir con frecuencia a psicólogos expertos en la conducta humana; una cosa muy distinta en las interacciones con los demás,  es apoyar de la mejor forma sobrellevando a las personas y fomentando valores de convivencia sanas.

            Creo que el arte de estar bien con uno mismo tiene que ver con la aceptación. No es que tengamos que ser pasivos o resignados. En el ajedrez de la vida, puede que querramos ser la Dama o el Rey y aspiramos a formar parte del entorno que nos rodea. Hoy más que nunca, necesitamos gustar y ser aceptados lo que nos resta autenticidad y hasta bienestar mental. Ese visto bueno de los demás a veces es tan contundente que dependemos de esos conceptos. Lo vemos a diario en las redes, a través de la vida de l@s influencers.  Tan pendientes estamos de satisfacer sus necesidades o saber cómo nos perciben, que olvidamos quiénes somos y que queremos. Entre la auto exigencia personal y las presiones externas se nos tiende a enredar la vida.

            Es claro que Todos somos producto de nuestra educación, nuestras experiencias y lo que nos rodea. Por ejemplo todo lo que tiene que ver con el aspecto físico (si somos gordos, flacos, demasiado bajos o altos, o con ausencia de elementos artificiales que potencien la belleza del cuerpo tanto de hombres como mujeres),  lo dicta la moda de las redes sociales;  nuestros valores y competencias no nos hacen perfectos pero si define lo que somos.  Sin embargo, ser uno mismo, debe ser trabajar cada día en nuestra mejor versión, sin que importe lo que el resto diga y piense. Es una tarea un poco compleja, pero vale la pena.

            Cuando defendemos lo que pensamos y nos creemos capaces de llevar a cabo nuestros objetivos, es posible que nos perciban como personas atractivas y seguras. No tiene que ver con la arrogancia sino con transmitir que te respetas y apuestas por ti, por lo tanto pueden confiar en ti. Por eso mi apreciación personal es la de ver con agradecimiento lo que la vida nos da, las personas que tenemos alrededor y ser y actuar en forma coherente entre lo que sentimos, lo que decimos y lo que hacemos, a menudo fuente de conflictos internos.

nerea6@yahoo.com

martes, 3 de mayo de 2022

Deshojando Margaritas: Corazón o Razón?


Por Elsie Betancourt

            Siempre he oído decir la frase “el corazón tiene razones,  que la razón no entiende”. Me parece que es una frase con un contenido bien profundo. La intuición, o instinto llamado por otros,  muchas veces ofrece las “soluciones correctas” a muchos problemas. Pero uno no le para bolas a eso.

            El filosofo Blaise Pascal decía:  El corazón … es el misterio que dicta nuestras vidas, es el que impulsa a una variedad de emociones a veces contradictorias; es el que nos hace decir cosas que nunca hubiésemos revelado o hacer lo que nunca pensamos” .

            En ese terreno creo yo,  entran en juego las emociones que son las que guían el corazón. Definitivamente son el instrumento para manejar y mejorar nuestra vida, ayudándonos a todos a tomar las mejores decisiones y construir relaciones de calidad con los demás. Sólo que omitir esa pequeña consideración (la emoción),  puede echar a perderlo todo. Ejemplos hay muchos. En el área del deporte, hay jugadores que llegan a los limites del rendimiento físico y mental para conseguir algo considerado imposible: Ganar ¡… Eso que se le mete a lo que se hace y que a veces muchos no entienden: Corazón.  Sólo hay que fijar los límites de cualquier acción y aquí entra la Razón. Recientemente en Santa Marta, en el estadio Sierra Nevada se sobrepasó toda acción mesurada en un partido de fútbol. Hay acciones que van  desde escupir un árbitro, romper las sillas,  hasta el asesinato,  que pueden pasar ese peligroso límite entre  razón o corazón.

            Otro ejemplo que cabría traer es cuando la persona se enamora. Las emociones toman el mando y dirigen sus decisiones y una vez se sale de ese estado de ensimismamiento, la pregunta es  ¿cómo es posible que actuáramos así, sin tener en cuenta más opciones que las que dicta el corazón, incluso desatendiendo los consejos de personas que apreciamos y tenemos en alta estima? Esto aplica a esas personas que a pesar de que  dicen quererlas, se las maltrata y hasta pueden llegar a  matarlas.

            Aunque el ser es una unidad y funciona como tal, todavía hay quienes creen que los sentimientos residen en el corazón sin darse cuenta de que éste es un órgano que se encarga de hacer circular la sangre por todo el organismo al contraerse y dilatarse… es en el cerebro donde está la facultad de pensar y gestionar las emociones. Obviamente nutrimos al cerebro con toda la experiencia personal, la maestra de la vida.  Cada  uno madura de acuerdo a lo que ha vivido. Hay quienes son muy racionales, otros muy sensitivos y espirituales.

            Pensar, Sentir y Actuar son las 3 manifestaciones principales de cualquier ser humano.  No todo se puede resolver pensando sino sintiendo  qué hacer. Al menos yo generalmente me dejo guiar mucho por la intuición y por las impresiones de primera mano, que se pueden articular con lo racional sin pecar de ilusa. La razón va a la velocidad del rayo y el corazón va a la velocidad de la luz. Desafortunadamente la escuela no educa para controlar la velocidad de las emociones pero quizás en el día a día aprendamos con todo lo que nos topamos: momentos dulces, agridulces y agrios. Es difícil darnos cuenta de nuestros impulsos negativos para controlarlos. Los que no tienen esa capacidad se hacen y hacen daños irreparables a la sociedad como vemos a diario.

            Tranquiliza pensar que tenemos un mecanismo  que nos advierte lo que es más adecuado para nosotros, llámese como lo quieran llamar. No siempre es fiable esta advertencia, porque podemos caer en fobias y en ansiedad. Por suerte junto a esto que yo llamo intuición, siempre hay una razón que nos permite analizar los pros y los contras y es con la que nos movemos a diario, entre lo que dice el corazón y lo que dice la mente.  Ojalá cuando al deshojar la margarita, retornemos al lenguaje natural del amor que nos acercará a una experiencia racional  afectiva que sea  honesta, respetuosa y realista. Quizás ésto sea lo que hace chévere la vida, la capacidad que tenemos de equivocarnos manteniendo el equilibrio entre mente y corazón  y aun con todo seguir adelante y mantener la esperanza.

nerea6@yahoo.com