Por Elsie Betancourt
Lo que
está de moda, generalmente tiene un ahora y mañana ya se olvida. El mundo que
nos está tocando vivir es veloz, casi nada permanece y casi que ni nos damos
cuenta de ello. Estamos acostumbrándonos
a que así son las cosas y para la muestra un botón. Hace unos días, se me extravió mi celular en
mi trabajo y como había salido desde muy temprano de mi casa, iba a llamar a
dar un mensaje a mi secretaria y casi que me caigo para atrás como Condorito, ¡no
lo encontraba!... como lo tenía en silencio, por más que llamaba, no lo ubicaba
… definitivamente ahora nuestro compañero fiel es el celular, es un apéndice
más de nuestro cuerpo …. ¡Para lo que sea¡ … ¡Al final, lo encontré, lo tenía
en un recoveco en el escritorio! Hice el esfuerzo para ver a quien llamaba para
chequear que no estuviese en casa y No me sabía ningún teléfono sólo el
de uno de mis hijos que no vive acá en Barranquilla…. La moda es tener todo en
el celular y memorizar poco…. ¿Como dicen los que saben “mucho”, nuestro
cerebro no está hecho para recordar fechas sino sensaciones… será verdad?
El mundo ha cogido una velocidad de crucero que es cada vez más rápida. ¿El resultado? La sensación de agobio y de pronto de ansiedad. ¿Será esto mejor o peor que antes? Hmmm…. Lo cierto es que debemos adaptarnos a un nuevo escenario de vida, que resulta estimulante e interesante. De pronto antes, los cambios eran tan lentos que pasaban desapercibidos; lo novedoso “escamoseaba” y en la sabiduría popular recordemos lo que significaba “más vale malo conocido que bueno por conocer”.
Ahora, “el
tírese después de usarlo se aplica a casi todo…” Me niego a estar cambiando de celular, por
ejemplo, porque el que tengo me sirve perfecto para lo que lo necesito. Ahora
que estoy mudándome, casi TODOS, me aconsejan y hasta me quieren ayudar a BOTAR
LO QUE YA NO SIRVE… para ellos; sé que el apego a lo que uno piensa y siente no
se debe extrapolar a lo material, de acuerdo … pero, esto incluye el afecto
entrañable que se puede sentir por algunos objetos de toda la vida, por
ejemplo: fotos, recuerdos del colegio de
los hijos, algunos de los libros que se les leía, etc.…. Y eso que he botado
bastante porque ya hay mucha cosa OUT para la tendencia minimalista que reina en
la actualidad en la decoración, la vida, las costumbres, las versiones nuevas y
mejoradas de lo que hay que hacer, comer … y esas que son tan significativas
como la lectura, ver buen cine, oír buena música, las tertulias entre amigos, etc.…
están siendo relegadas, a un segundo plano, no todas, diría yo, porque la
inmediatez de nuestro papá Google, las elimina y más recientemente el ChatGPT.
Hoy hasta cuando uno se enferma, primero se entera por éste, cual es la
enfermedad y que hay que tomar; hasta se sabe más teóricamente que el propio
especialista…
Algo que ilustra
lo efímero que estamos viviendo, es el contenido de las redes sociales… La moda
de las “stories” muestra el tiempo que dedican algunas personas en generar
mensajes con fotos a bordo en Instagram, por ejemplo y desaparecen en 24 horas…
(¿adónde se Irán esos bellos momentos, a la memoria, al corazón?); Las
noticias, aunque hay las que trascienden, se hacen paisaje como por ejemplo las
masacres, los feminicidios. Muchas veces no importa tanto llegar al fondo de la
cuestión ni tampoco cómo solucionarlo, sino que se cautive al público con algo
cada vez más “impactante”. Es frecuente centrarse en un mundo, diría yo algo
estrecho y cerrado con la esperanza de que no nos afecten esas circunstancias a
veces tristes, que les llegan a otros, y que vemos desde la lejanía a través de
una pantalla de televisión. Cuando nos llegan, nos damos cuenta que formamos
parte de ese mundo que creíamos no era el nuestro.
Ojalá en el tiempo de lo efímero, los matrimonios duren
toda una vida, como por ejemplo el de muchos padres de los de mi generación y
aun los de muchos de nosotros, que duraban y duran toda la vida juntos,
dependiendo de las circunstancias de unos y otros, que no son iguales, pero por
lo general sorteando las diferencias y poniendo en primer lugar la familia y
los hijos.
Como explican los filósofos: “la conciencia de la
muerte nos debe permitir percibir y disfrutar nuestra existencia a sabiendas de
que no será para siempre”. En el fondo nosotros mismos somos efímeros y
esto nos debe permitir no sólo apreciar la belleza sino también planificar para
un futuro en que no estaremos, por ejemplo 2060 … en el que no estaremos en
persona, pero otros si lo estarán…
Se puede teorizar sobre si este ritmo de la vida es mejor
o peor que el sosegado de antes; las discusiones pueden ser interminables, pero
no vale la pena tanto “bla-bla-bla”. Esa es la dinámica que ha cogido el mundo
y a menos que se escoja vivir aislado ese es el escenario en el que transcurre y
va a transcurrir nuestra vida. Punto. Los caminos que ésta nos pone en frente
seguramente son para aprender lecciones y seguir evolucionando y
creciendo. Al final lo que importa es
encontrar un equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, lo tradicional y lo innovador,
lo material y lo espiritual. No se trata de aferrarnos al pasado, ni de
dejarnos arrastrar por modas efímeras, sino de encontrar un camino propio que
permita crecer, evolucionar y ser felices, respetando nuestros valores e
identidad. Por lo pronto disfrutemos lo que tenemos, porque como reza un
pensamiento anónimo: “La Vida y el Tiempo son nuestros mejores maestros. La
vida nos enseña a aprovechar el tiempo y el Tiempo nos enseña a valorar la
Vida.”
nerea6@yahoo.com