jueves, 24 de agosto de 2023

Tatuajes de nuestra Esencia…



Por Elsie Betancourt

            ¿Y usted ya sabe come le dicen? ¿Cuál es su apodo?  Los apodos son una manera especial, cariñosa e incluso divertida de nombrar a alguien a quien quieres y con quienes tienes confianza o de pronto son maneras de llamar a quien siempre está cerca. Cuando estamos en el colegio es muy común escuchar entre los compañeros de escuela o colegio, los típicos sobrenombres. Estos muchas veces son tan memorables, que acompañan a las personas hasta la edad adulta, remplazando incluso a sus propios nombres.

            A veces hay apodos dentro de la misma familia que son dichos cariñosamente y que no buscan lastimar y no afectan en nada la autoestima de o de los sujetos de los mismos. Cuando los señalamientos son despectivos, puede que se presenten secuelas en el ámbito personal que ya requieren otro tipo de tratamiento.


            Recuerdo que, en mi familia cuando niña, me decían “La Rapidito”, porque me gustaba que las tareas en las que estuviese involucrada, se realizaran inmediatamente… aun hoy sigo teniendo no se si esa virtud o defecto, que, en el argot actual, sería sinónimo de ser intensa, que de alguna manera me lleva a concretar todo lo que me propongo.

            Hablando de apodos, recientemente visité un sitio en donde arreglan radios para vehículos. Un señor apodado “Conejo” siempre me atiende y acudí a él para que me recomendara a alguien que soldara piezas en aluminio. Me remitió a un sitio de soldadura, donde el Señor “Oreja” me podría hacer el trabajo. Yo disimuladamente le analizaba las orejas al señor, para entender porque lo llamaban así. Me cuesta bastante trabajo llamar a las personas por sus apodos y prefiero que sea por su nombre. Entre otras cosas porque he leído que el nombre de una persona encierra un mensaje particular. “Según su nombre, así es la persona” … además pienso que uno vibra con el nombre por la musicalidad que tiene cada letra y su impacto en el sistema nervioso.

            Un estudio hecho en Quetame, Cundinamarca en el 2022, asesorado por el Programa Ondas y el ICBF sobre el impacto de los apodos en los niños, analizó el origen del apodo, la motivación, el tiempo que llevan con el mismo, quien se los puso, si les gustó o no. Según el responsable del estudio, se encontró que el uso de éstos y la forma de decirlos con altas dosis de agresión y humillación, van calando en la autoestima y la parte emocional del niño o joven. Por otro lado, hay jóvenes a los que no les importan éstos y los toman como algo jocoso y humorístico o como sentimiento de amistad; sin embargo, hay otros que si sienten dolor, ira, rabia y sufrimiento. Cualquier parecido con el “bullying” es paisaje. Según el estudio, para contrarrestar el efecto del uso de los apodos, la estrategia fue estimular más el uso del nombre que el del apodo y fortalecer así la autoestima.

            Nuestra alegría y creatividad hace que nos entendamos y marcamos así nuestro sello cultural. Somos muy dados a apodar al prójimo, llamarlos por el diminutivo de su nombre y quedan casi que para toda la vida por la tradición oral. Ejemplos son muchos: Al que gaguea le llaman cariñosamente “Gago”; al hecho de transformar la manera de decir los pronombres de la 2ª y 3ª persona (tu, el) por: men, papá, primo, llave, cuadro, jefe/jefa, forma parte del menú que cualquier costeño de pura cepa exhibe; el “tía” que cualquier vendedor informal emplea al dirigirse a uno, que sin querer queriendo le suma años, se suele usar espontáneamente y es muy común. Me encantaría saber si mis lectores podrían compartir esos apodos que conocen y que varían tanto, dependiendo de las costumbres e idiosincrasia.

            Al final, los apodos son una parte vibrante de nuestra identidad cultural, reflejo de nuestras relaciones y emociones compartidas. Por supuesto hay que ser conscientes del poder que pueden tener sobre los demás. La próxima vez que escuchemos un apodo, es más que un simple nombre, es una pincelada de nuestro colorido ser interior. Como reza un adagio, Genio y Figura, hasta la sepultura. Que afortunados somos de enriquecer el lenguaje con palabras típicas costeñas, imposibles de traducir literalmente a otros idiomas, porque son el tatuaje de nuestra esencia.

nerea6@yahoo.com

 

 

domingo, 6 de agosto de 2023

La Nostalgia en el Presente ...

Por Elsie Betancourt

            Para los que nacimos de los ´80 o antes, los cambios que estamos viviendo hoy pueden evocar tanto lo bueno como lo malo; lo que se fue y no volverá; incluso nos llevan a reflexionar nuestros errores y cómo evitar repetirlos. Quizás la frase “todo tiempo pasado fue mejor” esté mandada a recoger, quien sabe, pero nos puede llevar a analizar cómo eran las cosas en nuestra época y también puede indicar que nos estamos poniendo “viejitos”.

            El otro día, estaba en un supermercado, haciendo la aburrida fila para comprar la carne… vi pasar 2 jóvenes muy simpáticos que parecían extranjeros. De repente, una muchacha que había pasado por ahí, piropeó a uno de ellos al parecer su amigo, diciéndole: “! Estás divino ¡” Pensé: ahora los pájaros les tiran a las escopetas… antes eso no se veía ….

            Antes, los piropos  que los hombres les decían a las mujeres eran una forma de halagar y cortejar. Si se le pregunta a cualquier joven hoy, sobre un piropo, mirará como viendo un chispero y dirá que estamos “Off”; es que ya éstos no tienen uso, pasaron de moda. Lo mismo sucede con los boleros y las serenatas, prácticas románticas que han quedado en el pasado.  Supongo que ahora, cuando les gusta alguien,  simplemente van a bailar y se abrazan. Por ejemplo, hoy ya no se escriben cartas los enamorados. El papel y lápiz para expresar los sentimientos que dibujaban bellas composiciones, brillan por su ausencia.

            Con tanto cambio, es usual escuchar: esto ya estaba de moda antes… o en mis tiempos esto lo llevaba yo de joven… Como todo es cíclico y va cambiando, paradójicamente volvemos a lo de antes: los pantalones con bota campana, los jeans rotos que parecen volver cada 5 – 10 años, los zapatos con plataformas, etc.…Hay cosas que probablemente no volverán: las guías telefónicas que ya ni se ven, los mapas que no son tan usados actualmente o los teléfonos fijos pues Google todo lo resuelve inmediatamente. Podría seguir enumerando tantas cosas que ahora son consideradas “obsoletas” pero que en su momento prestaron muchos servicios


No obstante, espero que siga estando de moda abrir la puerta a una persona que entra en un establecimiento, dejar la parte interior de la acera al anciano que viene de frente y ser uno quien se baje del sardinel. Decir buenos días al llegar a un establecimiento público o buenas tardes si es por la tarde. Ayudar a alguien indispuesto en la calle o que va muy cargado y no puede abrir la puerta de su casa o de su carro … esto todavía se llama Urbanidad y se enseñaba como asignatura en los colegios y creo que es algo que no debe pasar nunca de moda.


                                

Pensarán que la nostalgia siempre me invade, especialmente acerca de eventos personales significativos que incluyen a personas cercanas: familia, amigos, parejas, las vacaciones y las navidades, por ejemplo. Los viajes, los planes de fin de semana, los ratos de juego y todos los momentos alegres, terminan dejando huella en nuestras mentes a pesar del paso de los años. Yo nunca olvidaré la alegría que me produjo, por ejemplo, la bicicleta azul que el niño Dios me trajo cuando tenía 7 años… imborrable y hermoso recuerdo.

                                                                      


            Hablando de la familia podemos ver grandes cambios. Aunque todavía gracias a Dios, se visita la casa de los abuelos a comer y compartir en familia;  cada vez observo que se trata a los conocidos más como familia y a la familia en cierta forma como desconocidos; ojalá que este cambio no se vuelva tan marcado ya que las personas estamos hechas de recuerdos y si estrechamos lazos familiares creceremos mentalmente más sanos.

 Nuestra mente se escapa a ese baúl en el que está nuestra historia, donde rememorar lo que fuimos es lo que nos ha llevado hasta el presente. Para unos, un capital invaluable, para otros puede ser una fuente de frustraciones que debidamente manejadas nos pueden llevar a superar esos sinsabores que se tejen cuando falta el afecto. Una infancia feliz es como un colchón donde saltan los sueños para siempre estar predispuestos a cumplirlos. Me encantaría leer reflexiones de mis lectores en torno a como viven su nostalgia en estos tiempos.

Si bien es posible que no estemos experimentando un regreso total a una década anterior, definitivamente se trata de una versión nostálgica del pasado con un toque de estilo actual, una brújula emocional que nos ayuda a apreciar nuestras experiencias. A medida que enfrentamos los cambios constantes de la vida, no podemos evitar mirar hacia atrás con cariño. Es definitivo recordar que el presente es una oportunidad para crear nuevos recuerdos y abrazar los valores que nos definen. El equilibrio entre la nostalgia y la esperanza, nos hará vivir plenamente mientras forjamos nuestro camino hacia el futuro. Gracias por leerme.

nerea6@yahoo.com