Por Elsie Betancourt
Cuando
se tiene alguna persona cercana, que, por determinadas razones de vida, no
puede estar ya “presente” al 100%, me surge la idea de que vivir
plenamente los momentos especiales en la vida, es muy importante. Usualmente se
piensa que cosas malas pueden pasarle al amigo, al vecino, al conocido, pero
nunca nos imaginamos que lo mismo le puede pasar a alguien cercano a la familia
o a uno mismo.
Si supiéramos qué nos depara el “porvenir” … nos daríamos cuenta “a que cosas hay que darle importancia y cuáles hay que ignorar”. Como no somos magos, del pasado es importante que nos quedemos con los buenos recuerdos, con los momentos únicos e irrepetibles y con todos los aprendizajes que han hecho que ahora seamos quienes somos: El primer día en el colegio, el primer enamoramiento, cuando uno se gradúa de cualquier cosa, cuando sale a estudiar a una ciudad distinta a la que lo vio crecer, cuando se tiene la primera mascota, cuando se casa, cuando se tiene el primer hijo y así podemos seguir señalando experiencias de vida que cada persona tiene, buenas, regulares y malas.
Me gustaría seguir habitando el
mundo a través de mi colección de momentos.
El acto de atesorar y valorar las experiencias, los encuentros y los
recuerdos que hacen la vida significativa, es mejor que estar pendiente del
tiempo. La obsesión por el tengo que ir, tengo que hacer, a veces, va en
contraposición con el disfrute del tiempo libre, pasar tiempo de calidad con
los que se quieren y practicar deporte. Dicho sea de paso, es posible que
cuando nos toque vivir una experiencia triste, se tienda a huir. Cualquier tipo
de huida, nos defiende de algo que nos resulta demasiado doloroso y en cierta
forma es sano para no quedarse excesivamente atrapado en el sufrimiento.
Alguna vez leí
lo que un psicólogo afirmaba: “La Vida es Acción y se necesita un movimiento
constante para crear una historia personal”; creo que las oportunidades
están a la vuelta de la esquina, en el ahora y en el presente para
aprovecharlas, mientras se pueda.
Los
tesoros que se acumulan a lo largo de la vida, crean una colección de recuerdos
que enriquecen nuestra existencia. Por ejemplo, los museos. El patrimonio ya
sea cultural, histórico, tangible o intangible, inevitablemente se relaciona
con la memoria. Los parques, el arte, la música, los monumentos, los edificios,
como el García aquí en Barranquilla, nos despiertan una emoción y un recuerdo
particular.
Incluyo un video que registra momentos musicales a través del tiempo; cada quien escoja verlos hasta donde considere porque es un poco largo… Recordar es vivir…
¿Qué despertaría en cada uno de nosotros esa colección de momentos vividos? Mucho…. Ya que la memoria es como la caja fuerte con lo más valioso de nuestra colección personal o existencia: nuestros recuerdos, los mejores, los más hermosos o los más importantes, los no tan gratos. Cuando chiquitos, comenzamos a juntar juguetes, carritos, muñecas, tarjetas. A medida que pasan los años, nos vamos llenando de recuerdos y añoranzas, esperanzas, significados que el resto de la gente puede que no entienda; eso es muy diferente a acumular sin ton ni son.
Sería interesante preguntarnos ¿Qué colecciona la gente? Unas pueden coleccionar fotografías, monedas, videos, vacas, muñecas, estampillas, antigüedades, los álbumes de futbol, etc.… yo siempre he coleccionado objetos, como las artesanías, que me encantan, pero a estas horas del partido, prefiero coleccionar momentos. Por eso me he propuesto que cuando me conviden a alguna actividad que pueda ser interesante, aceptarla. No hay tiempo para más… por eso, estoy empeñada en practicar la atención plena a lo que hago y a lo que me rodea; dedicar tiempo de calidad con seres queridos, amigos, hobbies y mascotas; buscar nuevas experiencias y agradecer todos los días por lo que tengo.
Estoy recién
mudada y ya estoy creando los rincones que guardan momentos valiosos para mí,
desde: la primera taza de café mirando por la ventana, muuuy temprano y viendo
salir el sol, hasta estar en el “estar”
donde andan mis gatos y el sitio predilecto de mis nietos, cuando visitan y se
pelean el TV para ver las películas de su agrado; cuando son mis hijos los que
llegan, estar en la sala conversando con ellos y escuchando música es un
deleite; así construyo día a día la colección de recuerdos en mi nuevo hogar.
¿Quién
no ha coleccionado algo en su vida? Por lo pronto, lo difícil hay que hacerlo
posible, lo que es breve hay que hacerlo intenso y lo que vale la pena, hacerlo
inolvidable. Tomar la vida como una sucesión de momentos, es algo que depende
de cada uno y vivirlos como se quiera, respetable.
¿Amigo/a
que me lees, que coleccionas? ¿Cómo valoras tus experiencias de vida?
nerea6@yahoo.com