Por Elsie Betancourt
Al acercarse el fin de
año, repasamos las expectativas, los propósitos, las metas alcanzadas y
las que se tornaron esquivas; lo
bueno, lo que no fue tan bueno, los seres
queridos que se bajaron antes que nosotros en el tren que hace el viaje de la
vida. La nostalgia aumenta al oír “Las 4 Fiestas”, “Los Amores de Petrona”, “El
Año Viejo” y muchas otros íconos musicales que engalanan esta época en donde el
cielo que se pone muy azul y lindo y las brisas (que han brillado por su
ausencia en este año), exaltan al máximo el deseo de compartir en familia y en
combo de amigos.
Poniéndonos un poco más trascendentales, mientras pasa el
tiempo, todos avanzamos en edad en la vida y alcanzamos unos madurez física,
otros la plenitud mental y espiritual. En ese momento donde el tiempo empieza a
estirarse porque hay muchos vacíos y no tantas obligaciones laborales, es el
momento para buscar opciones que llenen esos espacios: viajar, escribir,
emprender un negocio, pintar, practicar un deporte…
Algo de lo que poco se habla es que pasamos por distintos
duelos en distintas etapas de la vida como por ejemplo al llegar a la 3ª edad.
Hay los que se refieren a problemas de
salud, porque aunque no haya quebrantos acentuados, si se da una pérdida de la
condición física que debemos incentivar con precaución; cuando los amigos,
familiares y hermanos empiezan a morir caemos en el duelo afectivo; triste pero
lo que toca es recomponer el camino. Pienso que una solución que brinda muchos
beneficios es cuidar la salud, realizar ejercicios físicos y buscar apoyo
social y emocional. Encontrarse con amigos y grupos con los que se tiene
afinidad nutre mucho.
Hablando de la planeación para un mejor vivir, en el
mundo digital surgen todos los días programas que nos ayudan a organizar las
actividades y planear metas. Sin demeritarlas Yo, sigo utilizando el papel y
lápiz para planear las mías. Escribir a mano permite recordar más fácil y
definir las líneas de pensamiento en forma ordenada. El planteamiento de metas
a corto, mediano y largo plazo es como dibujar en un mapa el norte de hacia
dónde queremos ir y cómo se quiere llegar; con esta técnica podemos ver el
progreso de ellas y podemos anotar cómo se siente al cumplirlas o no, algo que
podríamos asociar con un diario; esto sirve para reorientar el qué, el cómo y
el cuándo lograr lo que se proyecta. Y no hay que olvidar el “mapa de sueños”,
que son aquellos que queremos hacer realidad. Para efectos prácticos, las metas
deben ser medibles porque si las trazamos es porque esperamos resultados
cuantitativos.
Estas reflexiones y muchas más se me vienen a la mente
cuando se está pisando un año más. El camino que hemos recorrido está lleno de
muchos logros y avances en muchas áreas para beneficio de todos. De lo más
importante que creo debemos optimizar para enfrentar los nuevos retos que nos
impone este 2020, es la autoridad y la educación en normas y valores a la hora
de guiar los niños. Ellos son la base de la pirámide de cualquier
sociedad. Padre y madre sólo son 2,
nadie más puede venir a ocupar ese rol que pone límites y traza un camino, el
que se necesita para bien vivir.
Podría seguir enumerando muchas más reflexiones, pero el
papel es finito. Lo que si “viene bien” como decía el cantante Piero, es
planificar correctamente los objetivos para marcar la diferencia entre el éxito
y el fracaso. Por ejemplo, si compro un billete de avión sin saber el destino,
es como enfrentar un nuevo año sin tener claro que es lo que uno quiere. A
planear se dijo¡¡
A todos los que
leen mis reflexiones, les estoy muy agradecida y honrada. Gracias ¡Espero que
disfruten con sus familias y seres queridos en paz y rodeados de mucho amor.
Que el 2020 les traiga muchas bendiciones.
nerea6@yahoo.com
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