Por: Elsie Betancourt
La reciente muerte de mi mamá me ha hecho sentir una gran nostalgia, arropada de mucha resignación y a la vez de alegría por el deber que cumplió ella a cabalidad junto a toda su familia. Eso me lleva a pensar que la Orfandad y el Olvido, crecen y se reproducen como la verdolaga y se da en muchos niveles. Todos la podemos padecer. Si bien es cierto que al perder el papá, la mamá, un hijo, un pariente, una mascota… quedamos huérfanos de ellos igualmente, quedamos huérfanos en el buen sentido de la palabra de los hijos, cuando ellos crecen y se van del hogar.
Hay pérdidas físicas de las personas
u animales que amamos y que son irremediables, de las que uno se repone con el
tiempo, pero que perdurarán presentes por siempre en el corazón. Hay otras que tratamos
de hacer llevaderas, porque esa es la ley de la vida y ocurren cuando los hijos
crecen y vuelan del seno del hogar. Sin embargo, es duro ver cuando ese niño o
niña que dependía enteramente de uno/a con el tiempo va mostrando que creció. ¿En
qué momento pasaron a un segundo plano los cuentos que eran la costumbre, para
que se pudieran dormir, los cumpleaños, los partidos de futbol o de baseball?
¿Las sorpresas, las rifas, las piñatas … el pudin decorado con los motivos
infantiles de moda, para celebrar los cumpleaños? … añoro la época de los
payasos y magos que era un deleite para chicos y grandes …. Ya eso es historia
patria, creo yo …. Hasta los niños de esta época dirán “Que oso¡"… Todo eso
daba paso a las fiestas con amigos, las minitekas y las mamas y papas esperando
en el carro para que salieran, siendo ya entrada la noche; la recomendación de siempre: “me llamas cuando te vayas a regresar, que yo te recojo…” Yo al menos, me
sentía feliz si ellos estaban felices y no me importaba trasnochar
esperándolos”.
Ya quedaron atrás, esas noches en las
que el miedo a la oscuridad requería la presencia amorosa de la mamá, la
dormida de 2 en una cama para 1 … la época en la que peleaban el puesto de la
ventana en el carro, o el cojín para ver la TV: “me lo pido todo …” Era usual oír
esa orden. Rápidamente llegó el tiempo en que debían estudiar en la
Universidad, escoger novia, y uno rezando para que la decisión fuese la más
acertada. La jartera que les daba a algunos hijos, a cierta edad, cuando tenían
que viajar con los papás porque era más chévere estar con los amigos. Ni que
decir cuando las decoraciones de los cuartos tenían que cambiarse urgentemente
para no apenar al dueño ante sus amigos “ya grandes” …La llegada al colegio, fue
la etapa de la exploración, nuevas experiencias, nuevas comunicaciones que los
llevó a emprender un camino: el de la vida. El frío de la soledad golpea el corazón,
como sugiere la canción el Camino de la Vida.
Indudablemente nuestros
errores y aciertos fueron el espejo formativo de nuestros hijos. Menos mal que
al final llegan los nietos con los que puede uno abandonar las rigideces con
las que crió a los hijos …porque esa tarea ahora es de los padres. Los abuelos
estamos es para consentir y disfrutar ese amor que antes se irradiaba a los
hijos y que no se agota, sino que reverdece en los nietos. Como decía mi mamá “Hijo eres y Padre serás”. Muy sabia.
Otra frase que siempre que la leo me emociona es la de Gabriel García Márquez
cuando dice: “los seres humanos sólo aprendemos a ser hijos después de ser
padres; aprendemos a ser padres después de ser abuelos”.
Nunca debemos dejar de aprender,
disfrutemos a los hijos, a los nietos, a la familia en general, porque el
tiempo vuela, la vida es corta y no sabemos lo que la Orfandad y el Olvido que seremos
nos generará. Como se suele escuchar, los hijos no se van, la Vida se los lleva...
nerea6@yahoo.com