viernes, 29 de noviembre de 2024

Ecos del Tiempo ...

 

Por Elsie Betancourt

Al empezar este artículo, vienen a mi mente muchas ideas que conectan con las huellas imborrables que los recuerdos dejan en el alma. El tiempo erosiona lo tangible: edificios, casas, relaciones, incluso el físico de las personas. Sin embargo, lo que permanece intacto en la mente y el corazón son los recuerdos y las emociones que los lugares y las personas nos generan.

Nunca olvidaré, por ejemplo, el árbol de roble morado, de la casa donde viví cuando me casé; florecía cada Semana Santa y sus flores caían, sobre el jardín externo de la casa, formando un tapete morado. Mi hijo mayor, le encantaba correr en ese jardin y jugaba con las flores. Este es sólo uno de los muchos eventos que he guardado en mi memoria como un tesoro.

A medida que vivimos, acumulamos muchos recuerdos, sin embargo, muchos los olvidamos… ¿A qué se deberá este fenómeno? Según estudios de recientes neurólogos, en un mundo cambiante, olvidar algunos recuerdos puede ser beneficioso, para mejorar el bienestar. Esto cambia la suposición general de que los recuerdos simplemente se deterioran con el tiempo, olvidar, podría no ser algo malo y podría representar una forma de aprendizaje.

Definitivamente, lo emocional juega un papel muy importante en el recuerdo. Cuando asociamos cómo nos sentimos versus lo que nos toca vivir, marca un antes y un después. Lo que nos conmueve, o toca profundamente, tiene más posibilidades de quedarse con nosotros. Es el principio que explotan los publicistas: los anuncios que nos llegan directo al corazón los asumimos de inmediato. En cambio, los que nos involucran indirectamente pueden pasar desapercibidos, aunque de alguna manera se permean en nuestro inconsciente. Sin querer quedamos predispuestos a recordarlos en cualquier momento.

Los recuerdos muchas veces inmortalizan momentos y se constituyen en una resistencia al paso del tiempo. Guardamos objetos, fotografías o cartas para ligar lo vivido con el presente. Yo al menos, guardé hasta hace ya bastantes años, algunos juguetes de mis hijos que marcaron sus experiencias y las mías; eventualmente, tuve que desprenderme de todos esos objetos porque era el momento de renovar todo lo que ya estaba “obsoleto”. Fue como si estuviera enterrando el pasado material, pero no el intangible. Así lo hice y reconozco que estar uno ligero de equipaje es conveniente porque “todo y nada” nos pertenece.

A menudo, los recuerdos nos dicen mucho y poco. Ha habido tantos hechos que han impactado a la humanidad. A veces recordamos mejor nuestra reacción al evento (dónde estaba, qué estaba haciendo y con quien, cómo me sentía, qué pensaba) que sus detalles. Lastimosamente, con tantos eventos crudos que hoy vivimos, ya se están volviendo paisaje y tomamos como natural, que se den.  Nos estamos insensibilizando. No hay autoridad firme que haga respetar los valores de respeto y tolerancia, hacia el otro y eso también marcará nuestra memoria colectiva.

La resiliencia que tenemos, nos hace esperar en que el mañana, vendrá mejor; la importancia de vivir plenamente es clave sabiendo que un día sólo seremos memoria para otros. Como dice Julio Cortázar:Pero existe algo que el tiempo no puede a pesar de su innegable capacidad destructora, anular: y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz…”


!QUE VIVAN LAS MEMORIAS, COMO CANTA FONSECA!

           No hay de otra, hay que apreciar los momentos simples de la vida y cada día agradecer lo que tenemos y lo que vivimos, ya que son esos momentos los que formaran el eco de nuestra existencia…

nerea6@yahoo.com


domingo, 3 de noviembre de 2024

Patriarcado: ¿Reliquia del Pasado?...

 


Por Elsie Betancourt

            El Patriarcado es el gobierno de los padres.  Aquí la autoridad la ejerce el varón de la familia. Desde el siglo XX, en los años 60, el movimiento feminista se puso en la tarea de buscar la explicación a la situación de opresión y dominación sobre las mujeres.

            Según antropólogos, la fuerza física fue un factor importante en eso del patriarcado. Eso hacía que, en ciertas tareas físicas, los hombres tuvieran cierta ventaja sobre la mujer. Definitivamente, los patrones de educación similares al Neolítico, en donde se promocionaba la fuerza física como un valor, la evasión de las emociones, el miedo a demostrar vulnerabilidad, rechazo al espacio doméstico, la necesidad de dominar a la mujer, la hombría basada en la acumulación de recursos y la defensa de ellos, ya están mandados a recoger.

            De acuerdo con el Genesis 1-26, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, al tiempo que la figura femenina queda fuera de la divinidad, a la que nunca más retornaría en calidad de Diosa. A través del tiempo, vemos que la dominación masculina, no afectó únicamente las relaciones entre las mujeres y los hombres, sino que incidió en las relaciones que los propios hombres mantenían entre sí. Dicho de otro modo, la dominación masculina se ejerció sobre las mujeres, en la familia y entre los propios hombres.


            Viendo recientemente una película “india”, me impactó mucho ver que gracias a la interpretación que hacia el “Maharajá” de los dogmas religiosos, éstos cometían excesos con niñas, jóvenes y mujeres adultas; el tal Maharajá, por ejemplo, escogía a las más jóvenes, las sometía a un Ritual y era que debían estar con él antes de casarse y ese ritual lo veían otros hombres…  éstos se entregaban a toda clase de actos de lujuria; los Maharajás eran uno de los tantos príncipes de la India, surgidos bajo el gobierno británico y que vivían en palacios de ensueño. Con la independencia del país en 1947 ese mundo propio de las “Mil y una Noches”, menos mal, llegó a su fin.   

                                                        


            Afortunadamente acá no tenemos esos Maharajás, pero tenemos a los depredadores del género femenino y de niños; éstos, que van en aumento, ejercen cada vez más, la violencia física, verbal, violenta y hasta la muerte finalmente. Ya se han convertido en paisaje todas estas infames agresiones.

            Pienso que desconocer la igualdad de género, las normas de masculinidad basadas en el control y la violencia, priorizar la reputación familiar sobre el cuidado de las personas ultrajadas son componentes de un problema de salud pública que está llegando a unos niveles inaceptables. En cualquier nivel socioeconómico ya sea alto, mediano o bajo, se dan estas situaciones de violencia; la educación,  que debiera primar para contrarrestar estas acciones, no sirve como barrera porque pueden entrar a jugar otros papeles como la salud mental, la adiccion a las drogas, el desempleo etc.

 

            Según sociólogos del siglo XXI, “el patriarcado está obsoleto. El liderazgo de la mujer es más inclusivo y justo” … a diario escuchamos sobre estadísticas de participación femenina en la política y en otros ámbitos, lo cual refleja una perspectiva más equitativa. Esa resistencia al patriarcado no sólo se ha dado en el mundo occidental, sino también en el oriental, en países como India, por ejemplo, donde los movimientos de mujeres están cuestionando las prácticas tradicionales propias de su cultura. El cuestionamiento por la inequidad salarial,  que se da en muchas areas de nuestra sociedad, por ejemplo, en el deporte, en la industria, en la medicina, etc. llama a reflexionar sobre la necesidad de considerar el sujeto sea hombre o mujer, ligado a la calidad de lo que hace o produce, lo que debe marcar su "Valía".

            El patriarcado, aunque debilitado, sigue dejando su huella en las sombras de nuestras sociedades. Sin embargo, la creciente participación de las mujeres en todos los ámbitos y el cuestionamiento de viejos paradigmas demuestran que se puede conseguir un cambio mas justo, donde la igualdad de genero sea la norma y no la excepción. El reto ahora es consolidar un cambio con respeto, equidad y empatía para que las futuras generaciones no hereden un sistema de dominación sino de igualdad.

nerea6@yahoo.com