Por Elsie Betancourt
El
Patriarcado es el gobierno de los padres.
Aquí la autoridad la ejerce el varón de la familia. Desde el siglo XX,
en los años 60, el movimiento feminista se puso en la tarea de buscar la explicación
a la situación de opresión y dominación sobre las mujeres.
Según antropólogos, la fuerza física fue un factor importante en eso del patriarcado. Eso hacía que, en ciertas tareas físicas, los hombres tuvieran cierta ventaja sobre la mujer. Definitivamente, los patrones de educación similares al Neolítico, en donde se promocionaba la fuerza física como un valor, la evasión de las emociones, el miedo a demostrar vulnerabilidad, rechazo al espacio doméstico, la necesidad de dominar a la mujer, la hombría basada en la acumulación de recursos y la defensa de ellos, ya están mandados a recoger.
De acuerdo con el Genesis 1-26, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, al tiempo que la figura femenina queda fuera de la divinidad, a la que nunca más retornaría en calidad de Diosa. A través del tiempo, vemos que la dominación masculina, no afectó únicamente las relaciones entre las mujeres y los hombres, sino que incidió en las relaciones que los propios hombres mantenían entre sí. Dicho de otro modo, la dominación masculina se ejerció sobre las mujeres, en la familia y entre los propios hombres.
Viendo recientemente una película “india”, me impactó mucho ver que gracias a la interpretación que hacia el “Maharajá” de los dogmas religiosos, éstos cometían excesos con niñas, jóvenes y mujeres adultas; el tal Maharajá, por ejemplo, escogía a las más jóvenes, las sometía a un Ritual y era que debían estar con él antes de casarse y ese ritual lo veían otros hombres… éstos se entregaban a toda clase de actos de lujuria; los Maharajás eran uno de los tantos príncipes de la India, surgidos bajo el gobierno británico y que vivían en palacios de ensueño. Con la independencia del país en 1947 ese mundo propio de las “Mil y una Noches”, menos mal, llegó a su fin.
Afortunadamente acá no tenemos esos Maharajás, pero tenemos a los depredadores del género femenino y de niños; éstos, que van en aumento, ejercen cada vez más, la violencia física, verbal, violenta y hasta la muerte finalmente. Ya se han convertido en paisaje todas estas infames agresiones.
Pienso que desconocer la igualdad de género, las normas de masculinidad basadas en el control y la violencia, priorizar la reputación familiar sobre el cuidado de las personas ultrajadas son componentes de un problema de salud pública que está llegando a unos niveles inaceptables. En cualquier nivel socioeconómico ya sea alto, mediano o bajo, se dan estas situaciones de violencia; la educación, que debiera primar para contrarrestar estas acciones, no sirve como barrera porque pueden entrar a jugar otros papeles como la salud mental, la adiccion a las drogas, el desempleo etc.
Según sociólogos del siglo XXI, “el patriarcado está obsoleto. El liderazgo de la mujer es más inclusivo y justo” … a diario escuchamos sobre estadísticas de participación femenina en la política y en otros ámbitos, lo cual refleja una perspectiva más equitativa. Esa resistencia al patriarcado no sólo se ha dado en el mundo occidental, sino también en el oriental, en países como India, por ejemplo, donde los movimientos de mujeres están cuestionando las prácticas tradicionales propias de su cultura. El cuestionamiento por la inequidad salarial, que se da en muchas areas de nuestra sociedad, por ejemplo, en el deporte, en la industria, en la medicina, etc. llama a reflexionar sobre la necesidad de considerar el sujeto sea hombre o mujer, ligado a la calidad de lo que hace o produce, lo que debe marcar su "Valía".
El patriarcado, aunque debilitado, sigue dejando su huella en las sombras de nuestras sociedades. Sin embargo, la creciente participación de las mujeres en todos los ámbitos y el cuestionamiento de viejos paradigmas demuestran que se puede conseguir un cambio mas justo, donde la igualdad de genero sea la norma y no la excepción. El reto ahora es consolidar un cambio con respeto, equidad y empatía para que las futuras generaciones no hereden un sistema de dominación sino de igualdad.
nerea6@yahoo.com
Querida Elbe: Es indudable que el modelo patriarcal ha cedido terreno en algunos ambitos de la sociedad, pero todavia quedan reductos enquistados en los sistemas educativos, laborales, etc., y tambien al interior de algunos grupos femeninos. Sin embargo los movimientos feministas hoy dia, en su afan liberador, incluyen actitudes que preconizan una estrategia igualitaria en aspectos como los deportes. Es cierto que la fuerza fisica establece fronteras no faciles de superar y por tanto las iniciativas de competir al mismo nivel pueden resultar fallidas. En la vida de hoy, dentro de la familia, el padre todavia actua como proveedor lo cual le da una autoridad a veces inmerecida pues el dominio es desde lo legal debe ser compartido por la pareja. El trabajo femenino ha dado a la mujer independencia, autoridad y solvencia para su desarrollo como ser humano, lo cual es un avance significativo para alcanzar escenarios de igualdad.
ResponderBorrarLa lucha debe ser en el plano de las oportunidades, de establecer patrones de medicion y valoracion del trabajo femenino que dignifiquen el rol de la mujer. Tu articulo hace un buen balance de esa vieja historia de exclusion que esta llegando a su fin. Saludos.