martes, 17 de diciembre de 2024

Cartas al Niño Dios: Tesoro de Magia y Tradición

 


Por Elsie Betancourt

            La Navidad es de las épocas preferidas creo que para muchos. Las luces, las brisas, los villancicos (ahora no suenan tanto) en la radio, los jingles deseando un feliz año, indicaban que había llegado la época brillante en que la alegría de las 4 fiestas, que se avizoraban, estaban a la vuelta de la esquina.  

A continuacion un recuento de jingles famosos:                            

            Suelen decir que la Navidad es cosa de niños. “Son ellos quienes más intensamente viven esta época del año y quizás no haya recuerdo más nostálgico de la infancia que la elaboración de la carta al niño Dios”.  En algunas partes de España, Latinoamérica y Europa Central en el día de Navidad, los regalos no los trae Papa Noel, ni los Reyes Magos sino el niño Jesús.

            Cuando era niña, en mi casa cuando llegaba el 1º de Diciembre, se transformaba ésta con un pino, alto, lleno de bolas grandes de Navidad, junto con adornos que nos recordaban que hay momentos bellos por vivir. El pesebre no faltó nunca y a partir del 16 de diciembre, hacíamos las novenas en las que yo era la “solista” en las intervenciones musicales.

            La cartica al niño dios era lo que entretejía la ilusión, con la esperanza y la alegría. Mi tía solía decirnos que para el 7 de diciembre ya tenía que estar lista, para que cuando se quemara ese dia, el humo subiera al cielo con la lista de todo lo que habíamos pedido.  En ese pedazo de papel, se garabateaba de la mejor forma todo lo que queríamos. No había duda de que esos sueños pequeños y grandes serian escuchados. No importaba si los juguetes eran muchos o pocos, lo realmente mágico era la certeza de que alguien “invisible” pero amoroso, venia el 24 tarde en la noche, a dejarnos un pedazo de felicidad debajo del árbol o al lado de la cama.


            Como pertenezco a una familia grande, en ella, el niño dios se apodaba como mi papá, (era su representante), no podía hacerse cargo de listas muy largas; ahí mi mamá sacaba a relucir los buenos y malos comportamientos que reducía considerablemente la carta y había que hacerla nuevamente. Con la carta definitiva, la dejábamos debajo del árbol para que pudiera ser vista por él y todo el mundo a partir de ese momento se portaba “justico”.

            Todavía recuerdo aquellas noches del 24 de diciembre, cuando los adultos nos mandaban a dormir temprano con la advertencia: “Si el niño Dios te encuentra despierta, no te va a dejar nada” … En esos momentos la expectativa y la magia eran tan grandes, que costaba dormirse. Pero al despertar, lo imposible se volvía real: allí estaban los regalos, testigos silenciosos de que si había pasado por casa.

            Nunca olvido la alegría que sentí cuando pedí en mi cartica, una bicicleta; la recibí y era azul, con las llantas que olían a caucho nuevo; me parecía mentira. El tiempo ha pasado, creo que todavía se hacen cartas, pero la magia está intacta. Es una herencia intangible que llevamos acumulada en nuestro ser desde la infancia. Es la chispa que nos enseña que la fe, la inocencia y el amor son los verdaderos regalos que perduran para siempre.

                                     https://youtu.be/soiBYYxP-GM

           ¿Escribías cartas al niño Dios, amigo lector?

            Suelo pensar en lo que verdaderamente cuenta en Navidad: el nacimiento y el firme propósito de ser mejor persona, aprovechando la unión familiar. De niños, el niño Jesús trae regalos, ya como adultos, nos trae nostalgia, unión y reflexión para que la vida tenga el significado mágico que concebimos desde pequeños. Nunca dejemos de agradecer por las bendiciones que todos recibimos.

            Que en esta navidad, la magia del Niño Dios, ilumine nuestros corazones, nos enseñe a dar amor y a creer, como cuando éramos niños.

nerea6@yahoo.com