domingo, 25 de mayo de 2025

El Costo de Querer Ser Todo

 

Por Elsie Betancourt

Cuando trataba de darle forma a esta reflexión, me preguntaba: ¿por qué sentimos esa necesidad de estar en todo, “ser eficientes”, “aprovechar el día”, “no perder el tiempo”? ¿Vale la pena arrastrar con esa pila de dolencias —fatiga crónica, ansiedad, insomnio— solo por cumplir con todo? ¿Por optimizar el rendimiento e ignorar al cuerpo cuando protesta?

A mí me pasa con frecuencia. Por convicción, no abandono el ejercicio: lo considero una herramienta esencial para, a medida que envejecemos, mejorar la salud física y mental, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y preservar la independencia, la movilidad y, sobre todo, el buen ánimo.

Trato de ser coherente y empiezo el día haciendo ejercicio, ya sea jugando tenis o en el gimnasio, porque trabajo desde temprano. Confieso que a veces siento flojera para levantarme, pero mi determinación —y el llanto de mis gatos queriendo comer— me empujan fuera de la cama. En otras ocasiones, cuando me despierto realmente cansada, decido hacer un pare. Descanso. Porque me lo merezco. Como un acto de resistencia consciente, le doy al cuerpo lo que necesita antes de que se apague. Porque estar todo el día cansado tampoco contribuye a la productividad mental.


En las distintas franjas de edad, hay diversas realidades. Los más pequeños, por ejemplo, deberían tener más tiempo para aburrirse, sin tantos horarios ni estructuras. Pero como deben ir al trote de sus padres, muchas veces se les llena el tiempo con cosas para suplir la ausencia (la de los padres). Todos sabemos que el juego es fundamental para su desarrollo integral, no sólo como diversión, sino como herramienta para el aprendizaje, la creatividad, el bienestar emocional y la capacidad de resolver problemas. No soy psicóloga, pero sí madre de hijos bien formados. 

 

Siguiendo con estas tendencias, muchos padres jóvenes se levantan a las 5 a. m., hacen ejercicio, llevan a los hijos al colegio, trabajan 9 horas, tienen proyectos personales, redes sociales, salen con amigos... ¿Quién paga el precio de todo eso? Lo paga el cuerpo, que se convierte en el último en ser escuchado. Y el agotamiento se vuelve la norma.

Los que ya somos mayores enfrentamos otros desafíos: enfermedades de familiares, pérdidas de seres queridos, preocupaciones distintas. En ese contexto, el ejercicio, el trabajo, las actividades y la socialización pueden ser una válvula de escape para evitar el deterioro emocional. Pienso que la mente no hay que dejarla languidecer. Al contrario: si nos despertamos a las 5 —o antes—, también debemos dejar dormir el alma. Porque no solo el cuerpo necesita descanso, también lo necesita el espíritu.

Cuando hablo de actividad física, sobre todo para los mayores, no me refiero a rutinas extenuantes. Una cantidad moderada puede traducirse en grandes beneficios: caminatas, subir escaleras, moverse un poco cada día. Siempre, por supuesto, con el visto bueno de un médico.

No se trata de hacer menos, sino de hacer espacio para escucharnos. Porque, si no lo hacemos, el cuerpo hablará. Y no siempre en voz baja.

No seamos productivos, exitosos… y cansados. Seamos productivos, exitosos y conscientemente descansados

Nerea6@yahoo.com

lunes, 14 de abril de 2025

Autenticidad en Tiempos de Apariencias

 

Por Elsie Betancourt

Encajar según el diccionario de la lengua española, es meter una cosa dentro de otra para que quede ajustada. Yo llevo toda la vida intentando encajar y no he encajado en ningún sitio, salvo en mi misma. Me he dado cuenta que casi siempre pensaba y actuaba bajo el influjo de patrones socio culturales. El tema es que nos obligan a definirnos, no por lo que somos, sino por “a que grupo pertenecemos “.

Cuando nacemos, venimos al mundo, puros, inocentes, auténticos. No tenemos conciencia de nosotros mismos y sólo nos mueven los instintos primarios: comer, dormir, llorar cuando no nos satisfacen alguna necesidad. Somos totalmente dependientes de nuestros cuidadores, llámese mamá, nana, tía, abuela… ahí comienza el crecimiento de nuestro ego y vamos adquiriendo el rol que nuestro ámbito familiar y social nos impone.


Me acuerdo de uno de mis hijos, cuando lo llevaba a cumpleaños; él siempre me decía “Que nadie me diga nada, que nadie me hable…” yo por supuesto veía con extrañeza su reacción y me decía que muy posiblemente había heredado lo “insociable” que a veces yo era, cuando más joven…. Ahora que ya he superado esa necesidad de hacer lo que todos esperan, navego más fácil en situaciones que a veces son un poquito jartas.

Si eres obediente, si no “das guerra”, serás un niño o niña buena. Si eres mas nervioso o no te va bien en el colegio, cuando eres más grande.. eres un niño malo, hiperactivo, etc.… según la clasificación que haga el o la psicóloga de cabecera; aunque para muchos padres, resulte difícil que acepten las deficiencias de los retoños. Tienes que encajar porque si no, las normas harán que seas catalogado como “especial”.

La presión por ser gustado abarca muchos ámbitos. Hay veces que la aprobación de los demás puede ser determinante en el éxito de un emprendimiento, de cualquier actividad que implique relación y coincidencia en el saber y hacer de otros.

Hoy mas que nunca, el uso de las redes o “telarañas” sociales, parece idealizar un patrón en cómo debiéramos ser, qué debemos comer, qué debemos comprar para estar in; para los y las más jóvenes, que siguen las modas de los influencers, ese patrón dicta que música escuchar, que sitios visitar, cómo vestir, etc.…casi todos muestran una apariencia idealizada y no una realidad.

Pareciera que las redes sociales, nos llevan a construir una marca personal y como eso, muchas veces se convierte en una performance que se aleja de quienes realmente somos. A veces, hay poco espacio para mostrarnos con errores, dudas o días grises. El deseo de encajar muchas veces nace del miedo a no ser querido, a ser excluido o castigado por pensar diferente.  Muchas veces se ocultan partes de nuestra personalidad para no ser juzgados.

Es muy cierto que hoy en día, las redes sociales son un motor de ventas …. Pero no hay que exagerar de su influencia extrapolada a otras instancias.  Me llama la atención cuando es uno el que hace publicaciones, las cantidades de Likes, provocan una gratificación inmediata ya que estamos siendo aprobados por los demás. Parecería que nuestro bienestar entrara a depender de un agente externo y no de nosotros mismos.


Pienso que cuando se finge ser quien no eres, se hace un duelo silencioso por la persona que realmente eres… eso de vivir desde un disfraz debe agotar. Tarde o temprano el alma pide volver a casa.  ¿Cuánto de lo que mostramos es propio y cuánto es una versión editada, para ser aceptado?

Me gustaría oír sus conceptos, queridos lectores, al respecto. Ser auténtico no es algo que se logra de una vez por todas. Es un camino de prueba y error.  No me define lo que hago profesionalmente, ni donde he nacido, ni lo que me gusta, ni cuanto gano. Me define lo que soy y sobre todo, me definen mis acciones. Hay que ser valiente para ser uno mismo; como decía mi papa " genio y figura hasta la sepultura ".


Nerea6@yahoo.com

 

 

 

viernes, 14 de febrero de 2025

Lo que guardamos, lo que dejamos y lo que realmente importa….

 

Por: Elsie Betancourt

Hace 8 meses aproximadamente, me mudé del apartamento en el que viví con mi esposo, la infancia de nuestros hijos, todas las etapas hermosas que cada uno de ellos vivieron y que pudimos disfrutar al máximo; también fue el hogar de nuestras queridas mascotas perrunas (que ya murieron) que tuvimos y que dejaron sus huellas marcadas en mi corazón.  Las experiencias de vida que tuvimos durante todos esos años se han transformado en Recuerdos imborrables, lindos y tiernos.

Definitivamente, me considero una persona que, a través de los años, ha acumulado muchas cosas; he coleccionado artesanías, vacas (de porcelana), trofeos de tenis (ya los he donado todos), plantas, que me encantan… álbumes, esos si, atemporales e intocables, porque nos refrescan la vida en cualquier momento.

Con la mudanza a mi nuevo apartamento, empecé a preguntarme ¿Porque será que acumulamos tantos chécheres? ¿Porque nos cuesta desprendernos de objetos que muchas veces, ni siquiera usamos?  Según los psicólogos, esto ocurre porque en la mayoría de los casos, las personas tienden a acumular artículos que tienen un significado emocional importante o que sirven como recuerdo de buenos momentos. “Atesoramos cosas tanto por razones positivas como negativas” … “la positiva es que nos gusta tener objetos reales que refuercen nuestra sensación de haber vivido la vida”; la negativa, dicen, “es que somos insaciables y no podemos renunciar a las cosas.”


En mi experiencia, ir saliendo de lo que sobra y que no tiene uso, nos beneficia grandemente … he tenido que botar revistas y papeles que ya no tiene sentido tenerlos; esas vajillas finísimas que tenemos, hay que sacarlas al ruedo antes de que “no estén en tendencia”; toda esa ropa que tenemos guardada “por si acaso” la llegamos a necesitar, hay que salir de ella, antes de que los gorgojos hagan fiesta en ellas. No nos damos cuenta de que todo eso sólo llena espacio.

Lo curioso es que muchas veces creemos que nuestras posesiones serán valiosas para quienes nos sobreviven. Pero la realidad es otra: nuestros hijos y familiares tienen sus propias casas, sus propios gustos y en muchos casos, sus propias acumulaciones. Es posible que no quieren heredar lo que tanto atesoramos. Y está bien.

Me imagino que guardamos cosas por la nostalgia y el valor emocional y el esfuerzo que nos costó conseguirlas. Es importante preguntarnos por qué creemos que todo ese legado debería importarle a los demás.

     

Las nuevas generaciones lo tienen claro: menos es más (como solía decir mi esposo). Crecen con una mentalidad de desapego, valoran la practicidad y prefieren la digitalización sobre lo material. Mi hijo solía decirme: “mucha cosa, mucha cosa” … y tenía razón.

He aprendido que vivir la vida sin acumular más cosas de las que necesitamos y aprender a desprendernos de todo lo que no nos hace feliz, es necesario.  El problema se agudiza, porque cada vez vivimos vidas más largas y ello hace que cada vez tengamos más posesiones… hay que pellizcarse.  Hay que hacer el ejercicio. Si no te gusta, no lo guardes. Hay que deshacerse de todo lo que nos parezca feo; por ejemplo, esos regalos que nunca usamos pero que da pena tirar, hay que buscar a quien dárselos, para que tengan una nueva oportunidad en casa de otra persona.

                 

Lo que realmente debe importar es disfrutar más el presente sin cargar con tantas cosas del pasado. Esto conllevará a hacernos más ligeros…  Porque como nos recuerda la Biblia:  polvo eres y en polvo te convertirás…. Pero, los recuerdos, esos que llevamos en el alma, son lo único que realmente perdura.

nerea6@yahoo.com

martes, 17 de diciembre de 2024

Cartas al Niño Dios: Tesoro de Magia y Tradición

 


Por Elsie Betancourt

            La Navidad es de las épocas preferidas creo que para muchos. Las luces, las brisas, los villancicos (ahora no suenan tanto) en la radio, los jingles deseando un feliz año, indicaban que había llegado la época brillante en que la alegría de las 4 fiestas, que se avizoraban, estaban a la vuelta de la esquina.  

A continuacion un recuento de jingles famosos:                            

            Suelen decir que la Navidad es cosa de niños. “Son ellos quienes más intensamente viven esta época del año y quizás no haya recuerdo más nostálgico de la infancia que la elaboración de la carta al niño Dios”.  En algunas partes de España, Latinoamérica y Europa Central en el día de Navidad, los regalos no los trae Papa Noel, ni los Reyes Magos sino el niño Jesús.

            Cuando era niña, en mi casa cuando llegaba el 1º de Diciembre, se transformaba ésta con un pino, alto, lleno de bolas grandes de Navidad, junto con adornos que nos recordaban que hay momentos bellos por vivir. El pesebre no faltó nunca y a partir del 16 de diciembre, hacíamos las novenas en las que yo era la “solista” en las intervenciones musicales.

            La cartica al niño dios era lo que entretejía la ilusión, con la esperanza y la alegría. Mi tía solía decirnos que para el 7 de diciembre ya tenía que estar lista, para que cuando se quemara ese dia, el humo subiera al cielo con la lista de todo lo que habíamos pedido.  En ese pedazo de papel, se garabateaba de la mejor forma todo lo que queríamos. No había duda de que esos sueños pequeños y grandes serian escuchados. No importaba si los juguetes eran muchos o pocos, lo realmente mágico era la certeza de que alguien “invisible” pero amoroso, venia el 24 tarde en la noche, a dejarnos un pedazo de felicidad debajo del árbol o al lado de la cama.


            Como pertenezco a una familia grande, en ella, el niño dios se apodaba como mi papá, (era su representante), no podía hacerse cargo de listas muy largas; ahí mi mamá sacaba a relucir los buenos y malos comportamientos que reducía considerablemente la carta y había que hacerla nuevamente. Con la carta definitiva, la dejábamos debajo del árbol para que pudiera ser vista por él y todo el mundo a partir de ese momento se portaba “justico”.

            Todavía recuerdo aquellas noches del 24 de diciembre, cuando los adultos nos mandaban a dormir temprano con la advertencia: “Si el niño Dios te encuentra despierta, no te va a dejar nada” … En esos momentos la expectativa y la magia eran tan grandes, que costaba dormirse. Pero al despertar, lo imposible se volvía real: allí estaban los regalos, testigos silenciosos de que si había pasado por casa.

            Nunca olvido la alegría que sentí cuando pedí en mi cartica, una bicicleta; la recibí y era azul, con las llantas que olían a caucho nuevo; me parecía mentira. El tiempo ha pasado, creo que todavía se hacen cartas, pero la magia está intacta. Es una herencia intangible que llevamos acumulada en nuestro ser desde la infancia. Es la chispa que nos enseña que la fe, la inocencia y el amor son los verdaderos regalos que perduran para siempre.

                                     https://youtu.be/soiBYYxP-GM

           ¿Escribías cartas al niño Dios, amigo lector?

            Suelo pensar en lo que verdaderamente cuenta en Navidad: el nacimiento y el firme propósito de ser mejor persona, aprovechando la unión familiar. De niños, el niño Jesús trae regalos, ya como adultos, nos trae nostalgia, unión y reflexión para que la vida tenga el significado mágico que concebimos desde pequeños. Nunca dejemos de agradecer por las bendiciones que todos recibimos.

            Que en esta navidad, la magia del Niño Dios, ilumine nuestros corazones, nos enseñe a dar amor y a creer, como cuando éramos niños.

nerea6@yahoo.com

 

 

 

 

viernes, 29 de noviembre de 2024

Ecos del Tiempo ...

 

Por Elsie Betancourt

Al empezar este artículo, vienen a mi mente muchas ideas que conectan con las huellas imborrables que los recuerdos dejan en el alma. El tiempo erosiona lo tangible: edificios, casas, relaciones, incluso el físico de las personas. Sin embargo, lo que permanece intacto en la mente y el corazón son los recuerdos y las emociones que los lugares y las personas nos generan.

Nunca olvidaré, por ejemplo, el árbol de roble morado, de la casa donde viví cuando me casé; florecía cada Semana Santa y sus flores caían, sobre el jardín externo de la casa, formando un tapete morado. Mi hijo mayor, le encantaba correr en ese jardin y jugaba con las flores. Este es sólo uno de los muchos eventos que he guardado en mi memoria como un tesoro.

A medida que vivimos, acumulamos muchos recuerdos, sin embargo, muchos los olvidamos… ¿A qué se deberá este fenómeno? Según estudios de recientes neurólogos, en un mundo cambiante, olvidar algunos recuerdos puede ser beneficioso, para mejorar el bienestar. Esto cambia la suposición general de que los recuerdos simplemente se deterioran con el tiempo, olvidar, podría no ser algo malo y podría representar una forma de aprendizaje.

Definitivamente, lo emocional juega un papel muy importante en el recuerdo. Cuando asociamos cómo nos sentimos versus lo que nos toca vivir, marca un antes y un después. Lo que nos conmueve, o toca profundamente, tiene más posibilidades de quedarse con nosotros. Es el principio que explotan los publicistas: los anuncios que nos llegan directo al corazón los asumimos de inmediato. En cambio, los que nos involucran indirectamente pueden pasar desapercibidos, aunque de alguna manera se permean en nuestro inconsciente. Sin querer quedamos predispuestos a recordarlos en cualquier momento.

Los recuerdos muchas veces inmortalizan momentos y se constituyen en una resistencia al paso del tiempo. Guardamos objetos, fotografías o cartas para ligar lo vivido con el presente. Yo al menos, guardé hasta hace ya bastantes años, algunos juguetes de mis hijos que marcaron sus experiencias y las mías; eventualmente, tuve que desprenderme de todos esos objetos porque era el momento de renovar todo lo que ya estaba “obsoleto”. Fue como si estuviera enterrando el pasado material, pero no el intangible. Así lo hice y reconozco que estar uno ligero de equipaje es conveniente porque “todo y nada” nos pertenece.

A menudo, los recuerdos nos dicen mucho y poco. Ha habido tantos hechos que han impactado a la humanidad. A veces recordamos mejor nuestra reacción al evento (dónde estaba, qué estaba haciendo y con quien, cómo me sentía, qué pensaba) que sus detalles. Lastimosamente, con tantos eventos crudos que hoy vivimos, ya se están volviendo paisaje y tomamos como natural, que se den.  Nos estamos insensibilizando. No hay autoridad firme que haga respetar los valores de respeto y tolerancia, hacia el otro y eso también marcará nuestra memoria colectiva.

La resiliencia que tenemos, nos hace esperar en que el mañana, vendrá mejor; la importancia de vivir plenamente es clave sabiendo que un día sólo seremos memoria para otros. Como dice Julio Cortázar:Pero existe algo que el tiempo no puede a pesar de su innegable capacidad destructora, anular: y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz…”


!QUE VIVAN LAS MEMORIAS, COMO CANTA FONSECA!

           No hay de otra, hay que apreciar los momentos simples de la vida y cada día agradecer lo que tenemos y lo que vivimos, ya que son esos momentos los que formaran el eco de nuestra existencia…

nerea6@yahoo.com


domingo, 3 de noviembre de 2024

Patriarcado: ¿Reliquia del Pasado?...

 


Por Elsie Betancourt

            El Patriarcado es el gobierno de los padres.  Aquí la autoridad la ejerce el varón de la familia. Desde el siglo XX, en los años 60, el movimiento feminista se puso en la tarea de buscar la explicación a la situación de opresión y dominación sobre las mujeres.

            Según antropólogos, la fuerza física fue un factor importante en eso del patriarcado. Eso hacía que, en ciertas tareas físicas, los hombres tuvieran cierta ventaja sobre la mujer. Definitivamente, los patrones de educación similares al Neolítico, en donde se promocionaba la fuerza física como un valor, la evasión de las emociones, el miedo a demostrar vulnerabilidad, rechazo al espacio doméstico, la necesidad de dominar a la mujer, la hombría basada en la acumulación de recursos y la defensa de ellos, ya están mandados a recoger.

            De acuerdo con el Genesis 1-26, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, al tiempo que la figura femenina queda fuera de la divinidad, a la que nunca más retornaría en calidad de Diosa. A través del tiempo, vemos que la dominación masculina, no afectó únicamente las relaciones entre las mujeres y los hombres, sino que incidió en las relaciones que los propios hombres mantenían entre sí. Dicho de otro modo, la dominación masculina se ejerció sobre las mujeres, en la familia y entre los propios hombres.


            Viendo recientemente una película “india”, me impactó mucho ver que gracias a la interpretación que hacia el “Maharajá” de los dogmas religiosos, éstos cometían excesos con niñas, jóvenes y mujeres adultas; el tal Maharajá, por ejemplo, escogía a las más jóvenes, las sometía a un Ritual y era que debían estar con él antes de casarse y ese ritual lo veían otros hombres…  éstos se entregaban a toda clase de actos de lujuria; los Maharajás eran uno de los tantos príncipes de la India, surgidos bajo el gobierno británico y que vivían en palacios de ensueño. Con la independencia del país en 1947 ese mundo propio de las “Mil y una Noches”, menos mal, llegó a su fin.   

                                                        


            Afortunadamente acá no tenemos esos Maharajás, pero tenemos a los depredadores del género femenino y de niños; éstos, que van en aumento, ejercen cada vez más, la violencia física, verbal, violenta y hasta la muerte finalmente. Ya se han convertido en paisaje todas estas infames agresiones.

            Pienso que desconocer la igualdad de género, las normas de masculinidad basadas en el control y la violencia, priorizar la reputación familiar sobre el cuidado de las personas ultrajadas son componentes de un problema de salud pública que está llegando a unos niveles inaceptables. En cualquier nivel socioeconómico ya sea alto, mediano o bajo, se dan estas situaciones de violencia; la educación,  que debiera primar para contrarrestar estas acciones, no sirve como barrera porque pueden entrar a jugar otros papeles como la salud mental, la adiccion a las drogas, el desempleo etc.

 

            Según sociólogos del siglo XXI, “el patriarcado está obsoleto. El liderazgo de la mujer es más inclusivo y justo” … a diario escuchamos sobre estadísticas de participación femenina en la política y en otros ámbitos, lo cual refleja una perspectiva más equitativa. Esa resistencia al patriarcado no sólo se ha dado en el mundo occidental, sino también en el oriental, en países como India, por ejemplo, donde los movimientos de mujeres están cuestionando las prácticas tradicionales propias de su cultura. El cuestionamiento por la inequidad salarial,  que se da en muchas areas de nuestra sociedad, por ejemplo, en el deporte, en la industria, en la medicina, etc. llama a reflexionar sobre la necesidad de considerar el sujeto sea hombre o mujer, ligado a la calidad de lo que hace o produce, lo que debe marcar su "Valía".

            El patriarcado, aunque debilitado, sigue dejando su huella en las sombras de nuestras sociedades. Sin embargo, la creciente participación de las mujeres en todos los ámbitos y el cuestionamiento de viejos paradigmas demuestran que se puede conseguir un cambio mas justo, donde la igualdad de genero sea la norma y no la excepción. El reto ahora es consolidar un cambio con respeto, equidad y empatía para que las futuras generaciones no hereden un sistema de dominación sino de igualdad.

nerea6@yahoo.com

           

 

 

 

 

sábado, 31 de agosto de 2024

Familia: ¿Capital Emocional?


Por Elsie Betancourt

            La familia es ese lazo que nos une, nos reconforta, nos enseña, nos alimenta a pesar de que haya obstáculos para esos propósitos. Siempre he oído decir que no elegimos la familia en la que nacemos. No obstante, el primer contacto que tiene un ser humano cuando nace es con su familia. Por lo general, son los padres, con quienes se establece el primer vínculo, seguido de los hermanos – si los hay – con tíos, tías, primos y así se van haciendo relaciones con amigos, profesores y hasta con mascotas. Pero pienso que las relaciones familiares mas cercanas pueden ser las más complejas y a veces, las más conflictivas.

            Hay familias para todos los gustos, colores y sabores …. Unas tienen una mamá y un papá, otras tienen 2 papás o 2 mamás, otras tienen un papá o una mamá; en algunas, hay abuelos, sin papá ni mamá; antes, las había con muchos hijos, hoy no tantos. Mi grupo familiar, por ejemplo, constaba de papá y mamá + 8 hijos (3 varones y 5 mujeres); era numerosa e implicaba un manejo con mucha paciencia, firmeza y amor, que era el que desplegaban mis padres. La disciplina tenía su aliada: María Moreno, (una correa negra) que quitaba lo malo y ponía lo bueno. Eran otros tiempos.                                           

            Los valores que se aprendían en casa, no sé porque extraña razón, que son los mismos que exhiben hoy en día las familias de las nuevas generaciones, al parecer antes, se arraigaban con más fuerza; las miradas de los papás era señal de que debíamos salir de una reunión, no responder a requerimientos, obedecer sin objetar, ser respetuosos, etc. …. Esa era la norma … hoy en día, el cuestionamiento hasta de los mas chiquitos aflora sin ninguna pena o contención… toca decir “cómo han cambiado los tiempos”.

Me siento agradecida por haber nacido en la familia que nací y crecí; en la que tuve carencias porque éramos tantos y en donde sentí que fueron esas carencias, las que me impulsaron a conseguir mis sueños. La infancia es el tiempo de la Inocencia, en donde empezamos a escalar peldaños que resultan bien altos y van quedando ahí,  huellas de pisadas pequeñitas. Pero es un mágico lugar de sueños donde todo es posible y en donde lo mejor empieza si se ponen las ganas.

Como dice Ruben Blades en su cancion: Familia es Familia y Cariño es Cariño:


            Las generaciones van transmitiendo lo que reciben en la educación y no somos quienes debemos criticar, si fue bueno o malo como nos educaron… A la larga una familia simplemente es un grupo de personas que se quieren mucho y se cuidan entre sí.


            Hay un dicho popular que reza: “los amigos son la familia que escogemos”; muy de acuerdo porque, aunque la familia en la que nacemos y crecemos es determinante para nuestra personalidad, es impuesta, simplemente nos correspondió y no podemos cambiarla. Mientras tanto, la amistad es un vinculo que nace de la espontaneidad, compatibilidad y elección y si se tienen los amigos correctos llegan a ser una verdadera familia.        

            En definitiva, la familia con todas sus complejidades y dinámicas sigue siendo el núcleo donde se forjan los primeros lazos emocionales. Aunque no la elegimos, es en ella donde aprendemos a amar, a convivir y en muchos casos a sobrevivir.  A medida que crecemos, tenemos la posibilidad de construir nuestras propias “familias emocionales” a través de amigos, parejas y otros vínculos que elegimos conscientemente. Así, el capital emocional que adquirimos en la infancia, es con el que navegaremos el resto de nuestras vidas, siempre en busca de relaciones que nutran nuestro ser.

“La Gratitud es cuando el Recuerdo se guarda en el Corazón y no en la Mente…”

nerea6@yahoo.com

 

 


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