Por Elsie Betancourt
Antes de que llegara la pandemia, otros eran los miedos: la reelección de
Donald Trump en el país más poderoso del mundo; la pretensión reeleccionista de
Putin, que está bien atornillado en el poder; las reacciones masivas contra la
violencia de género, la xenofobia, el
desangre de muchos pueblos en Asia, acontecimientos que muestran que unos pocos
explotan a los más débiles como pasa en nuestro país… Hemos aterrizado en el
uso de esa especie de “burka islámica”, que tanto se cuestionaba y que
provocaba miedo y ahora es lo que mental y físicamente nos mantiene a salvo.
Estos nuevos tiempos nos traen otros desasosiegos; nos están mostrando cómo se han roto las rutinas y las formas de hacer las cosas. No puedo generalizar que a todos nos ha afectado, porque hay un gran % de personas que no cree realmente en lo que está pasando y les importa poco las medidas que rigen para aguantar el “monstruo” ; para ellos no pasa nada y siguen como si nada. Sin embargo, hay que echarle cabeza a los nuevos valores y objetivos que están surgiendo, porque El Covid nos ha sacudido fuertemente y muchas de las “certezas” en materia económica, social y política están tan firmes como el flan… el confinamiento para frenar la propagación del virus es a lo que los dirigentes de cada circulo social, echan mano para pararlo. Nuestra vida se puede asociar a un gran juego Lego; las fichas que la conformaban se desarmaron y ahora poco a poco tenemos que estar re-armando una nueva estructura, nuevos intereses, nuevos sueños.
La ciencia no ha logrado informar con certeza, cual es el
origen de ese mal que nos tiene a todos sitiados… el impacto real sobre la
salud, las formas de contagio o las curas posibles… estamos esperando… Este
evento, uno de los mas dramáticos que ha vivido la humanidad en este siglo XX1
por su intensidad y magnitud le llueven explicaciones pero a la larga, “nadie
sabe nada”. El que estaba con alguna
deficiencia física le afloró y quizás se exacerbó en este confinamiento…
cualquier matrimonio que se encontraba tambaleando cayó… cualquier negocio que
estaba en vaina, fracasó…. las relaciones familiares disfuncionales, han
explotado haciéndolas mas visibles; si
el aburrimiento, el ocio y la pereza
mandaban la parada en la rutina diaria,
con esta pandemia, deben haber mutado a cuadros de depresión, a engordar (muchas libras de más) y que se yo, a
otras “covi-consecuencias”.
“La Maestra Pandemia” ha tenido sus
incidencias, positivas y negativas.
Prefiero analizar las positivas, (porque las negativas ya las conocemos y nos
han dolido todas sus consecuencias, todas las pérdidas irreparables de seres
queridos y sigue castigándonos con la incertidumbre y el cansancio…). Entre lo positivo que se puede rescatar de la
pandemia, es el proceso de depuración externa e interna, que la situación ha traído,
no importando la raza, el color, la edad, el sexo, el entorno en que nos movemos. Valdría la pena revisar en los closets a ver
qué nos sobra, para regalar o compartir con los que poco tienen. No sólo en los
closets, sino en la vida, qué cosas nos sobran y acercarnos más a lo que es
importante, a lo que otros necesitan y ayudar. El minimalismo está decorando
muchos aspectos de nuestra nueva realidad.
Podría decir que este nuevo estado de vida, ha sido un “acelerador de sueños”. Muchos han hecho aterrizar sueños que nunca imaginaron. En la educación por ejemplo, hemos tenido que reconsiderar cuáles deben ser los aprendizajes esenciales y cómo se deben evaluar. Lo digo yo desde mi práctica de docente en música, en donde las soluciones creativas innovadoras y flexibles se han enseñoreado. Las competencias digitales, las socio-emocionales otrora poco imaginables en la nueva instrucción, poseen la llave para abrir otros niveles de “absorción de conocimientos”. Los hobbies del cerebro, los que considero son las actividades en las que pensamos todo el día, son las que hay que sacar a flote para hacerlas realidad. Los emprendedores creo han tenido su oportunidad de desarrollarlas y concretarlas. Bien por esa ola.
Casi nadie habla de lo que hemos perdido, de lo que hemos
concedido, sólo de lo que podemos perder: la vida. Quizás en un mediano plazo,
seremos menos libres, tendremos menos oportunidad de ejercitar nuestro
albedrío, cargaremos más miedos y evitaremos que nuestros semejantes nos den
besos y abrazos. No creo que exista el camino fácil, que conduzca de la
pandemia a un mundo mejor, más ecologista y menos desigual. Aun así, creo que
hay más oportunidades de cambio para que esta crisis tenga sentido. Tenemos que
trabajar para que el nuevo horizonte que se vislumbra, despeje esos miedos que tanto nos están
marcando. Ojalá el amor sea la próxima pandemia…
nerea6@yahoo.com
Como siempre, excelente.
ResponderBorrarComo siempre, excelente.
ResponderBorrarDisfruto mucho tus escritos.
ResponderBorrarExcelente enfoque de la realidad.La felicito ingeniera Elbe.
ResponderBorrarGracias a todos por leer mis ideas Peregrinas que tambien les pertenecen....
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