domingo, 5 de abril de 2020

Cadenas Invisibles



Por Elsie Betancourt

            En estos días de encierro forzado, han saltado a la superficie, labores que realizan personas como maestros, empleadas del hogar, los que abastecen los alimentos, los que cuidan la seguridad de todos, los que garantizan que tengamos agua, (ahora hasta sectores que nunca la habían tenido, por falta de pago, la tienen),  médicos, enfermeras y sigue la lista, tejiendo una cadena invisible que nos aprovisiona de lo que necesitamos para subsistir en esta etapa tan dura en la vida de todos. Esas cadenas invisibles están construidas por los eslabones de los héroes anónimos que a diario vemos.

            Entre muchas de esos eslabones, empezaré por analizar la labor de los docentes, esas personas encargadas de formar, lidiar, transmitir conocimientos, dependiendo de las edades. Ahora con niños en casa, se  lo difícil que resulta para algunos padres de familia atender las necesidades de atención, juego, cuidado y demás de éstos, paralelamente con las posibles actividades de teletrabajo o de cuidados varios en el hogar o simplemente por estar haciendo otras cosas. Hoy, cuando el aprendizaje escolar es a través de plataformas digitales, que en ocasiones no resulta  de fácil manejo para los pequeños ni para los grandes (algunos papás y mamás no están tan duchos en cuestiones digitales), es bueno reflexionar sobre la labor que a diario desarrollan los docentes en el colegio (bajo condiciones normales).  Labor callada que a veces no es tan reconocida. Es un oficio impresionante porque son éstos, junto con los padres, los encargados de educar a las generaciones del futuro. No importa que  sean profesores de arte, académicos, de deporte, no tiene precio la pasión y motivación que le ponen a su labor. Ahora que es el turno de los padres de ponerse a enseñarles a sus hijos, de tener la paciencia de repetir una y otra vez hasta que comprendan temas que se estudian, de mantenerlos quietos y sin distractores, valorarán mucho más la labor de los docentes.

            Estando cercados por el  “Cisne Negro” como ahora llaman al Covid19 (para la economía global),  podemos entender lo que significa ser un agente depredador y cómo nos tiene confinados en las casas este virus. Se invirtieron los papeles; ahora somos  nosotros  los que estamos sitiados en el  entorno que hemos devastado, haciendo que los que se escondan sean los animales por miedo a la destrucción que hemos hecho en la naturaleza, el envenenamiento de las aguas, el aire y hasta mas, haciéndolos sentir extraños en su hábitat. Hoy, ellos (los animales) son los reyes. La otra vez vi por las noticias, cómo una zarigüeya se paseaba con su camada, cargándola en su lomo,  tranquilamente buscando comida; los delfines que han aparecido en Cartagena y en la Guajira, en grupos como “Pedro por su casa”, donde no hay lanchas, ni barcos que los molesten. Las playas han recuperado sus colores, no están tan contaminadas. Así encontramos a diario ejemplos que muestran el alivio que la naturaleza está teniendo y el planeta está empezando a “respirar” y a descansar momentáneamente, de la mano dañina que en ocasiones tiene el ser humano.

            Somos olas de un mismo mar. Calladamente hay un gran número de personas que propenden por el bienestar de todos. Si no, pongámonos a pensar en todos los que aseguran su conexión a Internet, respaldados por el servicio de otro montón de personas;  para tener energía,  hay muchas otras respaldando este servicio en el sector; los que nos están haciendo salir airosos de esta enorme crisis de salud pública son los empleados (públicos como privados) de esta área. Puedo seguir enumerando muchos más eslabones de esa gran Cadena Invisible que día a día crece. Muchas son las acciones conjuntas que se están generando para fortalecernos. Ahora lo que cuenta son las buenas acciones que realicemos para evitar que el egoísmo y la inconsciencia no se apoderen de nuestras decisiones, acatando las normas que intentan instaurar los gobernantes.

nerea6@yahoo.com


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