jueves, 11 de julio de 2019

ADIÓS, 2018


Por Elsie Betancourt

                     Ya está en la recta final este 2018 que trajo alegrías, sorpresas, tristezas y sinsabores. Cuando se exponen ideas sobre asuntos del ser, de la sociedad, de la cultura y de la vida, suele superponerse al análisis, el pesimismo al optimismo, por el “palo” que se recibe en ocasiones, cuando se confía en que los otros harán lo que les toca hacer, bien. Ese “modo” de operar nos alerta sobre el devenir de la ciudad, el país y el mundo. A manera de recuento repasaremos hechos que nos han marcado en este año y que esperamos que el 2019 los espante por el bien de nuestra salud mental y la del bolsillo…



                        Desconcierta y preocupa lo que hace y deshace el presidente rubio, en el país del norte quien con su pose de déspota, expresa como quiere sus ideas des-certificadoras sin que le importe poco  la estela de miserias que deja cada vez que veta, ridiculiza o embarga a un país o a un grupo social, hecho que nos afecta directamente porque queramos o no América Latina forma  parte del “patio trasero” de Estados Unidos y las políticas de desarrollo de Colombia están determinadas por Washington.

                     Aterrizando en lo local, problemas como la corrupción, la migración y la desigualdad crean el escenario para que salgan como “chapulines colorados” los políticos de turno a evitar el desastre. Colombia es un ejemplo claro donde la corrupción tocó fondo, porque infectó hasta la justicia. El proceso de paz con las Farc, cuyos acuerdos firmados en la Habana parecían una luz en la oscuridad de nuestra tranquilidad, lo han tomado por su cuenta los que prefieren proceder desde la venganza y no desde la instancia del perdón y olvido.

                    A pesar de todo, los esfuerzos a nivel mundial por preservar la salud del planeta se destacan en forma positiva, siendo todavía débiles algunas respuestas a las iniciativas implementadas. Por ejemplo, la presencia de multinacionales, ávidas de usufructuar nuestros recursos naturales ya tienen el visto bueno del gobierno para explotar a su antojo nuestro subsuelo, sin que importe el concepto de preservación del entorno y así dar paso a un desarrollo anti-natura que lo sufrirán las futuras generaciones.

                      En los años 70 cuando se dio el boom petrolero y hubo una elevación del ingreso per-cápita en el país vecino, (Venezuela) muchos eran los colombianos que emigraban para allá en medio de la crisis de violencia de nuestro país, por falta de trabajo, buscando el sueño americano y para escapar de las bombas, secuestros y asesinatos que se vivían en Colombia.  En la actualidad, la situación se ha invertido. Los que emprendieron un viaje que era casi como conseguir un “boleto al paraíso” están de vuelta no por voluntad propia, sino por pura necesidad y están pasando las de San Quintín. 

                        Para no dejar que el negativismo marque el tono del artículo, no todo ha sido malo en este año que casi estira la pata. Como siempre el deporte y lo musical entre otras disciplinas, sacan la cara por el país.  De tantos ejemplos se destaca el logro de la atleta colombiana Catherine Ibarguen, elegida como la mejor en su área por la Federación Internacional de Atletismo;  J. Baldwin en lo musical y como él bien dice “está reescribiendo las reglas de lo que significa ser una súper-estrella latina en una época de celulares”;  el fútbol, el mayor deleite para los amantes de esta disciplina ha sido y es un relax entre tantos hechos que pretenden quitarnos la paz, la tranquilidad y la esperanza.

                     Diciembre parece ser el campanazo para romper las reglas, darse algunas licencias y permitirse excesos, con el fin de pasarla bien y compensar el agite bravo de los 11 meses anteriores. Los logros que hemos tenido los colombianos son interminables y no me alcanzaría el espacio para enumerarlos pero asusta también todo lo malo que nos aqueja. Por lo pronto que ese adiós al 2018 sirva para que en el 2019 se enderecen los cauces de la política, la salud, el trabajo y el bienestar para todos y se recupere el tono que tiene el colombiano: trabajador, luchador, recursivo y perseverante!

nerea6@yahoo.com

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