Por Elsie Betancourt
Todo comienzo de año se
caracteriza por la larga lista de propósitos que hacemos. En esta época es
usual recapitular sobre cómo ha sido el que pasó, hacer un balance y plantearnos
nuevos propósitos de cara al año que entra. Nos movemos entre anhelos locos, no
siempre ajustados a la realidad que esperamos ver realizados en el corto plazo.
Soñar no cuesta nada, sin embargo
quisiéramos cambiar el estar medio acostumbrados por ejemplo a: una justicia desquiciada que deja libres a
culpables que llenan al país con dolor, rabia y desesperanza; a ver millones de
desamparados venezolanos a merced de los desaciertos de su presidente; a los
que han migrado, pidiendo limosna en los semáforos y durmiendo en calles y
parques a la intemperie y nada que cae el que los gobierna y lo que es peor, su
deseo creciente de atornillarse más en el poder preocupa al mundo porque la situación del país vecino está pasando a
castaño oscuro; preocupa y asusta ver cómo los millonarios recursos del
narcotráfico atraen al ELN, las Bacrim, a los disidentes de las Farc y a todos
los que sin trabajar quieren tener la plata fácil para tenerla debajo del
colchón. En fin…
El
agite del 2018 que arropó escándalos políticos, hechos de corrupciones
destapadas y escarbadas, protestas estudiantiles, atentados contra líderes
sociales, entre otras situaciones que lo caracterizaron, ratificaron las
grandes falencias que tenemos. Esperemos que se puedan fumigar todas esas
pestes para que esos males que parecen atados
al país puedan si no erradicarse al menos reducirlos en el año que
comienza.
En el plano personal, uno de
los propósitos que todos hacemos es que en este año “Si¡” comenzaremos a hacer ejercicio
juiciosamente. Sin embargo, la relación humana con éste, es complicada y lo ha
sido siempre. Cientos de millones de personas que se prometieron incluir el
ejercicio en sus vidas diarias enfrentan a veces la realidad de que no lo
lograron. Las búsquedas de rutinas en Google, alcanzan su pico en enero, al
igual que el rastreo en las redes sociales buscando “ejercicios de escritorio”
y entrenamientos fáciles.
Hoy,
los expertos hablan de que sin ejercicio regular y enérgico las probabilidades
de vivir menos tiempo y en peores condiciones de salud, aumentan. El ejercicio
regular es la cura milagrosa no solo para estar fit, sino para reducir un 30%
de problemas cardiovasculares, cáncer, depresión, enfermedades cardíacas y
demencia. Lo que cabría preguntar es que si se trata de algo intrínseco a esta
época de vidas y trabajos cada vez mas sedentarios ya que en cierta medida, la
tecnología nos hace estar más inmóviles, porque las tareas que requerían
esfuerzo físico ahora se facilitan con estos recursos.
En general, marcar momentos para
empezar a cambiar es muy común en el ser humano. Ojalá nos podamos sentir más
felices con nosotros mismos, con los seres queridos, reírnos más, dormir mejor.
Hay que tratar de regalar los mejores momentos a esas personas que tanto se lo
merecen: la pareja, los padres, los hijos y abuelos. Los proyectos que están en
el tintero este año que Si se conviertan en realidad ¡ Y es que con 365 días
que tenemos por delante habrá algo que se resista?
Muchos son los retos y propósitos que todos
tenemos, con la ayuda de Dios, debemos trabajar y esforzarnos para que todos
vivamos en un país, donde la dignidad humana, el desarrollo y el bienestar sean
posibles y no morir en el intento de lograrlo.
nerea6@yahoo.com
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