Por Elsie Betancourt
Ser niños o niñas en este siglo no es
fácil. El día a día transcurre para unos y otros frente a un computador,
celular o pantalla de Tv. A los sonajeros y otros juguetes para calmar a
los bebés, hay que agregar los sonidos musicales de los celulares de los
padres; los libros de cuento en papel los remplazan los formatos digitales y
así podemos seguir enumerando los cambios que experimentamos de unos años para
acá.
El manejo de la tecnología desde
edades tempranas no es malo ya que los niños agudizan sus sentidos, desarrollan
habilidades, destrezas, concentración
y memoria. Lo malo está en la forma en
que se usa ésta: para resolver pataletas, sacar del aburrimiento a los que no
conocen formas de entretenerse jugando solos o acompañados, por comodidad para
algunos padres, por carecer de recursos
creativos para fomentar una buena formación y siguen las razones…
Los años de la infancia
son fundamentales para el desarrollo posterior de todas las personas. Si bien
es importante la herencia recibida, el papel del ambiente en su evolución es
aun más. El cuidado que los niños
reciben y las experiencias que se les ofrecen y viven, tienen una relevancia
grande para su desarrollo y aprendizajes posteriores.
Antes, se pensaba que el
desarrollo sensorio motor, comunicativo y afectivo junto con la alimentación
equilibrada y la salud, eran los factores que debían orientar la educación
infantil. Sigue siendo cierto, pero hoy la investigación neuro-científica,
evolutiva y pedagógica destaca que la creatividad, la educación artística, a
través de la música, danza, pintura, teatro, canto y otras más, deben formar
parte de los ejes fundamentales de un buen proyecto educativo. Estas
actividades no se deben considerar como elementos separados del resto de las
acciones que los niños viven a diario, sino que favorecen la creación de
vínculos afectivos y de confianza.
Cuando la Educación se
encuentra con el Arte y la Cultura, se abre una vía que brinda a los pequeños y
grandes la posibilidad de desarrollar todo su potencial, a enriquecer proyectos
que van en beneficio de su desarrollo integral. Me dedicaré a hacer un breve
análisis por ejemplo de ¿porque la música? Porque provoca emociones que se traducen en
sonrisas, llanto y relajación en todos. Porque nos emociona ésta? Porque
modifica el estado de ánimo, estimula un buen estado de salud, desarrolla áreas
del proceso auditivo, reduce el estrés y estimula la concentración. Cualquier
estado de nuestra vida, está y estará siempre ligado a ella. Sin importar el
tipo de música, cuando se escucha alguna canción, se viven emociones y
recuerdos. “Las 4 Fiestas” de Adolfo Echeverría es un ejemplo claro de las
remembranzas que esta canción nos
despierta.
El poder evocador de la
música proviene en gran medida de prolongar, suspender y gozar expectativas que
con los primeros compases hace que el cerebro libere una sustancia implicada en
el sistema de recompensa y placer: se llama dopamina. Música no es más que una
secuencia de sonidos ordenados a base de ruidos, silencios y ritmos. La
capacidad para disfrutar de ésta, es una de las pocas habilidades que nos
diferencian del resto de los animales.
Según el investigador educativo
Efland, la incorporación del arte
(llámense todas las disciplinas asociadas con éste) a la educación, contribuye
a que los niños comprendan que lo verbal y las matemáticas no son los únicos
medios para comprender y representar al mundo y que hay otros lenguajes. Las
diferentes artes en la enseñanza enriquecen el mundo educativo desde lo
cognitivo, lo emocional y lo afectivo.
Es
importante aclarar que no se pretende hacer artistas a todos los alumnos, unos
serán apreciadores y otros ejecutantes, es decir, no todos los melómanos saben
tocar un instrumento, pero si aprecian la música; los coleccionistas de arte no
saben pintar pero conocen de pintura; no es necesario escribir un libro para
disfrutar de su contenido. El arte enseña
a ser más tolerantes y abiertos; permite que los niños se expresen en forma
creativa; promueve el trabajo individual y colectivo; aumenta la auto
confianza, por todo ello necesitamos más música, más literatura, más dibujo,
más teatro, mas danza en la educación formal.
La
renovación educativa en la 1ª infancia es un desafío en el siglo XXI porque los
niños son el futuro de la humanidad, pero urge ocuparnos del presente,
respetándolos como sujetos portadores de ideas, creencias, deseos y
sentimientos renovados y actualizados, por eso necesitamos que haya más Arte,
maestros!
nerea6@yahoo.com
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