"Es importante dar y permitirse el amor a las mascotas, pero también saber el rol de cada uno..."
Por Elsie Betancourt
Siguiendo con la
temática de la reciente entrada de mi blog, quiero resaltar un poco lo que se
teje alrededor de una de las fuentes que nos brindan amistad y cariño sin pedir
nada a cambio: las mascotas.
Una mascota es un animal
domesticado que se conserva con el propósito de brindar compañía o para
disfrute de quien lo posee. Son escogidos por su comportamiento, adaptabilidad
y por su interacción con los seres humanos. Son innegables las consecuencias
positivas a la salud de sus dueños, ya que el cuidado diario hace olvidar a
muchas personas otro tipo de preocupaciones, evita la depresión y las hace
sentir útiles.
Las
más populares son el perro y el gato, pero también encontramos aves y peces.
Antes por ejemplo, era común encontrar loros que hablaban, cantaban
y decían plebedades. La compañía animal siempre evoca ternura y amistad,
cualidades que se intensifican cuando la soledad busca filtrarse en la vida de
las personas; es en estos momentos cuando la mascota adquiere un papel más
importante, al sentirlo parte de la familia y aún más, como un amigo.
Las
personas muestran una actitud positiva, de agrado a través de su relación con
una mascota o animal de compañía, sobre todo aquellas que sufren problemas de
tipo psicológico o físico. El animal se adapta al ambiente de un ser
humano sin importar su naturaleza, se adhiere a un grupo, familia o sociedad y
se caracteriza por ser amigable y muy fiel. La mayoría se convierten en
domésticos si la persona con la que comparten un hogar les enseña buenos
modales en la convivencia diaria, sin dejar a un lado su naturaleza animal.
Pero…
la evolución de las costumbres y modas ha llegado al reino animal y hoy tener
una mascota se asocia con una inversión alta para su manutención. Por ejemplo,
la alimentación de los perros hace ya bastante era comida casera y no les
pasaba nada; éstos comían vísceras de carne, restos de la comida y
huesos crudos para ruñir que disfrutaban mucho. Se les llevaba poco al
veterinario y a excepción de la vacuna de la rabia no se les ponían otras para
prevenir enfermedades. Salían a la calle y regresaban solitos. Ahora salen a la
calle con paseadores.
Tal
es la devoción por los animales, que separarse de ellos durante las vacaciones
genera ansiedad por separación, no al perro sino al dueño. Por tanto, el
mercado ya ha resuelto el problema y han implementado los hoteles donde se
pueden hospedar las mascotas. Está de moda convertirla en un/a turista más.
Estas tendrán su propio servicio de habitaciones, check-in personalizado,
pudiendo firmar con su pata.
Antes,
los perros eran los guardianes de las casas, luego pasaron a ser compañeros de
las personas y ahora se han convertido en sus hijos. Hay mascotas que no tienen
nombres de animales sino nombres de humanos: Lucas, Martin, Yiya, Nicanor,
Tomas Alberto, etc.… ni que decir lo que la gente gasta para
disfrazarlas en halloween, navidad y celebrarles el cumpleaños. Hasta
psicólogos caninos son requeridos para aconductuarlos.
Actualmente,
los jóvenes tardan cada vez más en casarse y tener hijos, de pronto esa energía
emocional que podría ser para los retoños se la pasan a las mascotas. Sin duda,
éstas tienen hoy mejor salud, camas más cómodas, comida más sana y hasta
orgánica, especialmente los que tienen dueños porque los que no, pasan las de
san quintín a sol y sombra, comiendo lo que encuentran por ahí y pasando en
cualquier hueco, llueva, truene o relampaguee.
La
gente ya no se ve como dueños de animales, (perros, gatos, conejos, peces,
serpientes, etc.) sino como padres de los mismos. Sólo en Estados Unidos, se
gastan unos 40 millones de dólares en alimentos, juguetes y otros productos
para ellos. Este último lidera la industria de las mascotas en el
continente, seguido de Brasil; Colombia se posiciona en el cuarto
lugar con un crecimiento anual promedio de 13%.
En
el pasado, cuando las familias eran numerosas en el número de hijos y
parientes, a las mascotas se les veía y trataba como tales, no como hijos. La
prole demandaba mucha atención y gastos a sus padres para destinar un
presupuesto específico al cuidado de los animales, ya que éstos no
hacían parte de la canasta familiar.
Se
puede decir que: las mascotas se domestican, los hijos se forman; las mascotas
viven una vida corta, los hijos sobreviven a sus padres en la mayoría de los
casos; las mascotas se mantienen en la dependencia, los hijos se emancipan de
sus padres para volverse autónomos; las mascotas no forman una familia propia,
los hijos sí. En conclusión, las mascotas son las mascotas y los hijos son los
hijos.
nerea6@yahoo.com
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