jueves, 11 de julio de 2019

Del Azúcar y la Mermelada


Por: Elsie Betancourt

                     El azúcar y la mermelada son 2 productos muy utilizados en las mesas de muchos hogares colombianos. Los usamos normalmente para las bebidas y postres. Por todos es sabido que el primero es un endulzante de origen natural que proviene de la caña de azúcar, en cualquiera de sus presentaciones, alimento necesario para el cuerpo; el segundo, es una conserva de fruta cocida en azúcar. Ambos, de una forma u otra generan un gusto adquirido, el cual hay que manejar para que no produzcan estragos en el organismo.



                    La adicción a lo dulce sobrepasa los límites de lo gastronómico y ya en el ámbito del quehacer diario su prima la “mermelada”, se emplea como metáfora, en la que el verbo principal es repartir, generándose la  famosa expresión: repartir la mermelada. Esta podría considerarse una expresión propia de Colombia, de muy reciente creación, gracias a cuando  el ex ministro de hacienda Juan Carlos Echeverri utilizara el símil de que “el país era como una tostada que sólo tenía mermelada en la mitad y que había que esparcirla mejor”. En otras palabras, los recursos de la nación tienen que repartirse en toda la superficie de la tostada o sea  “en toda Colombia”.

                   Esta repartición  se ha convertido en el principal detonante de la corrupción política y dolor de cabeza para los ciudadanos de bien; nos tiene postrados porque aquí nada se mueve sin que  el billete ruede por donde no debe. Esta, (la mermelada) sirve para conjurar paros, conflictos, inconformismos, afanes electoreros, populistas o para robar de frente. Antes, se conocían como auxilios parlamentarios y eran un instrumento de negociación entre el presidente y sus congresistas, porque supuestamente los congresistas son los que conocen las necesidades y problemas de las distintas regiones del país. Por el mal manejo que tuvieron éstos,  los eliminaron. Ahora el tránsito de estos auxilios es hacia las regalías, las cuales se transforman en la conocida “mermelada”.

                    La gran mayoría de ésta, se genera en las regiones, pero es en Bogotá donde más se consume. Esa mermelada la hacemos todos los colombianos día a día con los impuestos que pagamos, con nuestro trabajo, cuando compramos un artículo, cuando pagamos un peaje, entre todos los actos que nos generan impuestos; la mandamos a Bogotá para que allí le extraigan una inmensa porción, la empaquen, le pongan la marca nacional y la reenvían a las regiones bastante disminuidas como “asignaciones”.

                  Mientras tanto, crecen las manifestaciones para mejorar los recursos para la salud, educación y el trabajo, pilares de cualquier grupo social porque plata no hay, el presupuesto está en rojo y el país ilíquido. Que Dios nos ampare¡

                  Una tostada con mermelada, bien cargada de azúcar puede ser uno de los alimentos más dulces que hay pero no dejemos que el mal uso de ésta nos amargue la vida y  la adicción a ésta embarre la esperanza de un mundo más justo, equitativo y  solidario.

nerea6@yahoo.com

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