Por Elsie Betancourt
Nuestros mayores son una
fuente inagotable de sabiduría, amor y saber escuchar. La transmisión de la
cultura y las tradiciones familiares debido a múltiples factores, se están
dejando a un lado. Más de uno, hemos crecido atesorando recuerdos familiares que
nos retroceden a algún momento feliz de la infancia; puede ser una foto, un
adorno, un postre, el olor a algún plato especial, almorzar en familia, etc.
todo esto es muy valioso porque transmite de generación en generación valores,
que hoy por hoy brillan por su ausencia
en muchos.
Sin embargo, la velocidad con
la que se vive en la actualidad, las distancias, el tráfico en las grandes
ciudades, la escasez de tiempo, la sobrecarga de actividades en los más
jóvenes, la invasión de la tecnología, que cada día remplaza mas los encuentros
presenciales, entre otras muchas causas hacen que no se valore como antaño el
puente entre generaciones: los abuelos. Hoy, muchos creen que la receta de la
abuela no es tan importante porque se pueden encontrar miles “iguales” en
internet.
Las tradiciones familiares no
deben ser sólo recuerdos, deben ser parte de la identidad familiar pues
favorecen el bienestar emocional de los pequeños al brindar un ambiente de
seguridad y un sentido de continuidad. De hecho, las familias con tradiciones
establecidas, suelen tener lazos más fuertes entre sus miembros.
El rol de los abuelos, es
imprescindible sobre todo cuando se preocupan por el aspecto educativo de los
nietos. Es un punto firme de apoyo que da seguridad y autoridad a la familia.
Las canciones, los juegos que se transmiten de generación a generación es una
referencia común que afianza esas relaciones. Actualmente, las fronteras
imaginarias entre los países y sus culturas están desapareciendo; vemos que
para muchos jóvenes lo que está de moda en países extranjeros es lo que manda
la parada, permeando y relegando lo propio a un segundo plano entre ello
algunas tradiciones familiares.
Los abuelos no son sólo una fuente de
información sino son unos miembros de familia que por su experiencia de vida
pueden ofrecer los recursos necesarios para formar una identidad firme, basada
en lo que durante siglos ha sido el ámbito más importante de la formación
humana: la familia y sus valores. Tienen una responsabilidad muy grande en la
educación de sus nietos, convirtiéndose en una figura de referencia a quien
consultar sobre el presente y sobre el pasado.
Es importante empezar a
entender el mundo en que les toca desenvolverse a los nietos para conseguir los
puntos de encuentro que enriquezcan la relación entre generaciones y así abrir
canales de comunicación pues vienen desde el cariño y el respeto a la dignidad
del nieto y no de las ganas de imponerse por simplemente ser mayor. La huella
que dejan los abuelos es más poderosa que cualquier consejo elaborado que se
pueda transmitir.
nerea6@yahoo.com
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