
"La mujer empoderada debe reverenciar la fuerza de expresión que tiene..."
Por Elsie Betancourt.
Uno de los más difíciles mandatos
celestiales de entender y cumplir es el que reza que somos iguales ante el
creador, puesto que él nos creó a su imagen y semejanza.
Este
beneficio empezó a desvirtuarse al ser condenados a ganarnos el pan de cada día
con el sudor de la frente, porque nuestra primera madre Eva, se dejó
convencer de una culebra para que ella y su esposo Adán comieran la manzana del
árbol del bien y del mal al creer que al ingerirla, obtendrían los beneficios
de los cuales gozaba el supremo Creador.
Después
de ese desafortunado episodio que nos privó de gozar de una vida chévere por
culpa de la culebra, la humanidad ha tenido que acomodarse para mitigar el
castigo que según analistas ha sido aprovechado por el género masculino para
mantener subyugadas a las descendientes de Eva. A partir del suceso que
ocasionó la expulsión del Paraíso y a pesar de que estudiosos de la Biblia
consideran que no hay que tomarlo al pie de la letra, por milenios el sexo
femenino ha sido considerado como de “menos madre”. Leyes de diferentes
culturas y mandamientos de distintas religiones han tenido un sesgo machista
que han mantenido “acoquinadas” a las mujeres.
En
pleno siglo XXI, en países africanos existe la bárbara costumbre de la ablación
a las niñas para evitar que caigan en tentaciones. Algunas sectas mahometanas
prohíben que las mujeres entren a Mezquitas y si salen a la calle son obligadas
a usar vestimentas en las que de pura vaina se les pueden ver los ojos cual
disfraces de mono cucos.
Como
el machismo no reconoce raza ni religión, hoy en día en China las mujeres son
obligadas a abortar si tienen más de una niña y en Estados Unidos, existen
religiones que le permiten al hombre tener varias esposas pero a las damas
solamente tener un marido.
En
las últimas décadas ha surgido un término, apoyado por el colectivo feminista,
que se denomina empoderamiento y que hace referencia a todos estos avances que
se están produciendo en materia de igualdad entre hombres y mujeres. La primera
vez que se escuchó el concepto de empoderamiento fue en la IV Conferencia
Mundial de Beijing.
Para
poder hablar sobre empoderamiento femenino, primero nosotras debemos
creérnoslo, es decir, debemos estar preparadas para enfrentarnos a nosotras
mismas y después, enfrentar los obstáculos que se vayan presentando.
Pienso que es necesario ayudar a más mujeres que lo necesiten porque a la
larga, éstas son las que sufren la violencia de género y machismo y son las que
más la necesitan por no tener los recursos para “echar pa´lante”.
Contar
con mujeres empoderadas, tomadoras de decisiones en corporaciones y gobiernos,
puede generar perspectivas futuras en términos de desarrollo. De acuerdo con un
estudio realizado en Estados Unidos por el “Centro de Liderazgo Creativo”,
entidades con un alto % de mujeres tienen una mejor cultura organizacional.
A largo
plazo, el empoderamiento servirá para acabar con la brecha salarial que
actualmente sigue presente en todos los rincones del mundo. Los hombres cobran más
que las mujeres por realizar un mismo trabajo y este término está ayudando a
mentalizar a la sociedad de que no es una práctica igualitaria y que hay que
cambiarla aunque aún queda mucho camino por recorrer. En pleno siglo XXI
estamos todavía frente a desigualdades laborales y sociales, en
donde las mujeres siguen siendo víctimas del feminicidio, la violencia
intrafamiliar y muchas otras vulneraciones de sus derechos. La mujer no debe
aceptar, debe desafiar. Debe reverenciar la fuerza de expresión que tiene.
Es
necesario que el gobierno impulse la creación de políticas inclusivas donde sea
prioridad abogar por el liderazgo femenino, desafío que está creciendo, por lo
que parodiando el conocido grafiti, “ojalá que en el futuro, gobiernen las
mujeres por que los hombres no lo han sabido hacer.”
nerea6@yahoo.com
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