Por Elsie Betancourt
La
violencia es un fenómeno mundial y complejo que se presenta mediante muchas
formas de expresión en todas las sociedades y en distintos escenarios. En la
actualidad, hace tristemente parte de lo cotidiano y es sin duda, el principal problema que estamos afrontando en muchos frentes,
independiente de la clase social y la situación económica.
El
remezón que sufrimos todos los colombianos luego de los actos de terror en
Bogotá que provocaron la muerte de más de 20 personas, jóvenes que buscaban
servir al país, nos lleva a pensar que la impunidad no debe arropar estos actos
irracionales. Las recientes marchas de protestas contra el terrorismo reunieron
a “todos los colombianos” sin distingo de partidos políticos, fue una sola voz
la que acompañó y se solidarizó con los familiares de los fallecidos.
El cansancio de ver lo inimaginable en
el accionar de las personas, nos está llevando a un estrés y paranoia constante
porque sentimos que el peligro nos respira detrás de la oreja. ¿Cómo se hace
para “volver a ser?” Cómo se llega a mirar para adelante y a sentir que sí, que
se puede, que hay un futuro mas allá de la violencia? Cómo sacudirse de los
días, meses, años de maltratos, de robos de frente mar, de la corrupción, de la
impunidad, de la indiferencia, de la pobreza? Quisiera tener la oportunidad de
conocer a quien nos ayude a encontrar la fórmula para resolver estos y otros
problemas que nos aquejan.
Sin ir tan lejos, podemos ver que los
desastres políticos que se generan cuando hay personas no capacitadas para
desempeñar cargos es una práctica que debe parar. Será que el cambio debe
empezar desde la primaria, cuando se inicia la formación de los niños, dándole
un nuevo valor al esfuerzo, a la capacidad y a los talentos verdaderos de los
que se convertirán en los guías en el futuro? Es posible que en la
Educación, la cultura, las artes, la unidad y la identidad nacional se puedan
encontrar instrumentos que generen cambios en las mentalidades, como se ha
comprobado en comunidades donde se cambian actos de violencia por acciones que
producen satisfacciones sanas como el deporte, el arte, la música, etc.
Con frecuencia vemos que las
limitaciones económicas afectan a estudiantes con grandes capacidades, mientras
ricos mediocres, acaparan los puestos. De ahí podrían surgir las desigualdades
que disparan el inconformismo, el rechazo, la apatía y la impotencia
en nuestra sociedad.
Expertos sociólogos sugieren que a
nivel mundial existen los programas de prevención de la violencia, que incluyen
entre otras: desarrollo de aptitudes para la vida, para prevenir la violencia
juvenil, la educación de los padres para prevenir el maltrato infantil, el
apoyo a los cuidadores para evitar el maltrato de personas mayores y siguen más
iniciativas. Aquí en nuestro país, parece ser que esos programas no se han
desarrollado, porque el abuso y muerte de menores sigue en ascenso, ni se diga
de la violencia de género, que se da sin que existan penas ejemplares para los
culpables.
La voluntad y la participación de
todos facilitarán la fuerza transformadora en estos tiempos tan difíciles. El
“Ya no mas ¡” tiene que marcar la diferencia para resistir, sobreponernos y
salir fortalecidos de estas condiciones tan críticas en materia de seguridad
que estamos afrontando con “acciones” que nos
permitan volver a ser personas confiadas y orgullosas de quien somos
y de lo que tenemos.
nerea6@yahoo.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario