martes, 30 de julio de 2019

Verdades a Medias...


En el reino de la hipocresía, la sinceridad es la gran incomprendida, la que todos evitan ...

Por Elsie Betancourt

            Por todos es conocida la frase que se le asigna al filosofo griego Sócrates: “Sólo sé que nada sé”.  Ésta propone la idea de que nadie tiene la verdad “pelá” y es necesario tener la disponibilidad y voluntad de aprender así como de adquirir nuevos saberes.

            En ocasiones, los límites del conocimiento sobre algún tema,  hacen que haya personas que hablan como si conocieran todo sobre éste cuando en realidad ignoran el contenido del mismo. El ignorante cree saberlo todo, cree tener la razón e incluso dicta cátedra. El hecho de reconocer que los conocimientos no tienen límites, que no todo está dicho es lo que separa a los sabios de los verdaderos ignorantes.

            La verdad aunque duela, es algo que todos preferimos y que a la vez necesitamos. Es el único modo con el que podemos armarnos para poder pasar la página dejando a un lado la falta de certeza y ante todo la inestabilidad emocional que supone no saber. Como dicen los entendidos en la materia, una palabra no representa algo real y menos un ideal, ésta puede significar cosas diferentes en la mente de personas diferentes, en circunstancias, entornos y culturas diferentes.

            Un ejemplo que la historia da, en cuanto a verdades aceptadas porque lo dicen otros, es el caso de Galileo, antiguo matemático, astrónomo y físico, el padre de la ciencia moderna. Fue uno de los primeros hombres que escudriñó los cielos con un telescopio y empleó sus observaciones para sustentar una teoría que era objeto de debate en la época: que la Tierra giraba alrededor del sol y  por lo tanto no era el centro del universo. Cuando lanzó su teoría “ardió Troya ,  porque los teólogos de la inquisición romana  consideraron que era una absurda e insensata afirmación que iba en contravía a la interpretación común de la Biblia y a la opinión de los Santos Padres y de los doctores en teología. Fue llevado ante el tribunal de la inquisición romana y fue obligado ya estando muy mayor a abjurar de lo que había investigado y  para no sufrir tortura y castigo, lo hizo. Corría el año de 1633.  Hoy se comprueba que lo que él decía era cierto, la Tierra gira alrededor del sol. Fue condenado injustamente, nadie  lo sabía…

            Desafortunadamente, crece más la ola de los que confiamos a ojo cerrado en lo que nos manifiestan los que se han dedicado un poco más a investigar sobre temas varios. Sin desconocer el avance de la ciencia que ha resuelto múltiples problemas  en la vida del ser humano siguen por ejemplo muchas  preguntas que están aún en el limbo. Que si los problemas neurológicos se modificarán con X o Y medicamento,  nadie lo sabe; que si los dolores de espalda son ocasionados por malas prácticas en las múltiples actividades que todos hacemos y si las terapias y medicamentos que todos aconsejan son la solución para ellas, nadie lo sabe. Porqué hay tantos abusos contra niños y mujeres? Nadie sabe que pasa por el cerebro de esos “especímenes humanos”… y así para optar por las verdades verdaderas que se podrá hacer? Seguir en su búsqueda?

            Cuando refrescamos lo que hacen las figuras políticas de turno, que derrochan saludos a los tristes, menesterosos y desamparados; cuando saborean platos y bebidas populares que nunca han dispuesto en sus mesas y visitan lugares muy inhóspitos que jamás han contemplado como destino vacacional,  despidiendo un poco a su majestad la sinceridad, se proyectan mas las verdades a medias.

            En otro escenario, es interesante  ver a lo que nos aferramos los humanos cuando de resiliencia se trata. Por ejemplo cuando un enfermo terminal decide qué hacer con sus últimos días o meses de vida, cuando éstos se le escapan sin control, es una decisión valiente que no la puede cuestionar  la ciencia ni la sabiduría que exhiben los “expertos” … Muchas veces ni el dinero, ni el poder, ni las pertenencias  pueden devolver lo más esencial que tenemos y que en muchos casos no se puede recuperar: la vida.

            Las verdades cuando son a medias, a la larga involucran a personas con fe y sin ella. Personas a las que a veces la fe no les dice nada, porque no pueden imaginar lo que es tenerla. De pronto son personas que la perdieron  si alguna vez la tuvieron y se les quedó por el camino y no les interesa mucho por dónde. Sería bueno abandonar la especulación antes de enunciar una teoría dice un refrán. Como decía el pensador Charles Collon, “El mayor amigo de la verdad es el tiempo, su más encarnizado enemigo el prejuicio y su constante compañera, la humildad…”

nerea6@yahoo.com



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